En la cola del pan

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Este verano hay algo diferente, hacemos también cola para comprar el pan. Este verano nos fijamos más, porque la limitaciones de aforo hacen que necesariamente, para mantener la distancia social, se formen colas en las puertas de algunos establecimientos. Y uno de ellos, el horno. Una espera que, desde luego, si uno escucha, resulta muy instructiva.

En este caso era en el municipio donde paso unos días, y donde en esa espera, uno puede aprender lecciones de quien menos se imagina. Eran las palabras de unas personas de avanzada edad, que tras manifestar su descontento con el gobierno de España, y también con el Botánic, comenzaban una buenas reflexiones.

Miren que sencillo de entender, ¿saben dónde centraban su preocupación?, en el futuro escolar de sus nietos. ¿Irán o no a clase?, ¿Cómo estudiaran si de nuevo hay que volver a casa?, ¿Cómo trabajaran sus padres, si ellos no van al colegio? ¿Quien les ayudará con los deberes? ¿Cómo se organizarán en los comedores? Esa es lamentablemente la incertidumbre que ha generado en educación los responsables políticos valencianos.

A estas fechas, aún existen muchos interrogantes sin contestar, sin solucionar realmente y la realidad es que el inicio del curso escolar está a la vuelta de la esquina. No tengo la más mínima duda de que al final todo saldrá, pero no será por la previsión política del Consell, sino gracias a la profesionalidad del personal docente.

Pero la conversación en la cola del pan no quedaba sólo en el futuro de la educación, sus protagonistas incidían en otro tema clave: ¿Cómo va a ser el futuro laboral de sus hijos? Y, -¡cuanta razón!- ¿Qué pasará con los ERTE? Tendrán un final, por mucha prórroga que estemos dando, pero lo importante es que ese final no sea un ERE.

Para ello, los responsables políticos que actualmente gobiernan tienen que actuar en la economía. ¡Olvídense de sus consignas ideológicas! Escuchen más a los que pueden generar y mantener empleo; ayuden de verdad a los autónomos, a la pequeña y mediana empresa. Si ellos tiran la toalla, cerraran las puertas a muchas familias y ya será irremediable.

Con ello, llegará la precariedad. Salvar empleos, no me cansaré de repetirlo. Eso es la política útil. Algunos responsables políticos no sólo deberían conocer el precio del pan, sino que deberían también hacer la cola del pan.

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