‘Impresas’ ayuda a las reclusas de Picassent a descubrir su papel a través de las palabras

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Después de un año de trabajo desarrollando la idea y elaborando el proyecto, las seis mujeres responsables de Impresas aterrizaron en la cárcel de Picassent. Allí se encontraron, frente a frente, con la quincena de reclusas que iban a ser las protagonistas de un innovador proyecto: la primera revista elaborada íntegramente por mujeres presas. Tras varios meses de talleres, organizadoras y alumnas no pueden estar más satisfechas. A través de las palabras, las mujeres han encontrado mucho más que una afición, un conocimiento o una nueva habilidad, han encontrado su papel, han descubierto el valor de opiniones, saberes, sentimientos que tenían guardados y que, hasta ahora, consideraban irrelevantes.

Fotografía: Estrella Jover

En Hortanoticias hemos hablado con Pilar Almenar, la periodista directora del proyecto, y con Cristina López, terapeuta ocupacional con formación en gestión emocional y de grupos, quienes, después de haber desarrollado ya la mayor parte de los meses de trabajo con las reclusas relatan satisfechas los buenos resultados del proyecto que se concretará con la impresión de la revista realizada por las mujeres de Picassent. Su intención es que esté publicada el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.

Efeméride que supone algo más que una fecha significativa para este proyecto pues la reivindicación de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres radica en el mismo germen de Impresas.

“He trabajado mucho el periodismo social y ahí me di cuenta de que, cuando preguntas, te interesas, das voz a personas a las que nunca antes nadie les había pedido opinión, cuando a una persona se le reconoce que tiene una voz y que esa voz puede y debe ser escuchada, el proceso deriva en el empoderamiento y el refuerzo de su identidad”, explica, segura, Almenar, y consciente, dice, del poder que la comunicación puede tener en personas privadas, ya no sólo de su libertad, como es el caso de las reclusas, si no de un papel determinante en su propia vida.

Cuando reflexionó sobre ello, tuvo la inquietud de aplicar ese ‘poder’ de la comunicación con un colectivo al que pudiera serle útil y pensó que el ámbito penitenciario era ideal para la iniciativa porque aúna invisibilidad y un estigma social que se arrastra una vez fuera de prisión. Además, se suma el hecho de ser mujer. ¿Existe también una desigualdad palpable en un entorno tan limitado como la prisión? Evidentemente. Según Almenar, la variedad de recursos y alternativas que se ofrece a los reclusos para trabajar en su reinserción es muchísimo mayor que las disponibles para las mujeres.

“Es lógico que, si el 92 % de los internos son hombres, haya más oferta, pero la diversidad de opciones para ellas es ínfima”, señala. De hecho, el proyecto se desarrolla junto a la fundación Ámbit, que ayuda a las personas que salen de prisión a reinsertarse, donde no había ningún recurso específico para mujeres y el 100 % de sus usuarios eran hombres hasta poco antes de la llegada de Impresas. “Se habían dado cuenta de que existía una asimetría tanto en prisión como, posteriormente, en el proceso de reinserción”.

“Empecé a hablar con compañeras periodistas a las que admiro y, junto a tres profesionales del ámbito psicológico y social, acabamos montando el equipo” que consta de seis personas. Según relata la directora del proyecto, “lo que queríamos era que el proyecto tuviera un impacto social real, que pudiera dotarlas de herramientas para su vida diaria y que descubrieran que tienen una capacidad que nunca se habían planteado”. De ahí que el equipo de Impresas esté formado por profesionales de la comunicación pero también por terapeutas y trabajadoras del ámbito social.

Fotografía: Estrella Jover

Una de ellas es Cristina López quien se encarga de gestionar las emociones y el bienestar del equipo responsable de los talleres porque, según cuenta, “es mucha la carga emocional, la intensidad, que se vive dentro”. Aunque su papel no es de contacto directo con las reclusas, su formación le ha permitido advertir una evolución muy positiva en las mujeres que han participado en el taller desde que este comenzó en octubre.

“Han descubierto que conocimientos que ellas tenían resulta que son importantes; se dan cuenta de que tienen voz y que esa voz importa”, explica López, quien señala que se trata de mujeres que no han sido protagonistas ni de su propia condena ya que muchas de ellas están en la cárcel por encubrir a otra persona.

La terapeuta se ha mostrado convencida de que la evolución de estas mujeres va a ser “incalculable” porque tendrá el efecto de “bola de nieve”. Tomar conciencia de que lo que creen, opinan y piensan tiene valor las empodera y les da una seguridad en si mismas que podrán trasladar a su día a día una vez fuera de prisión: “Mejoran su expresión, su forma de comunicarse. En el momento que sientan que tienen algo que decir y saben cómo hacerlo, van a poder hacer muchas cosas que antes ni se planteaban”. Además, el proyecto les está sirviendo para tejer una red de apoyo entre ellas pues son internas de diferentes módulos y nunca se había dado la posibilidad de que pudieran interactuar entre ellas. “Hacer amistades en un entorno tan hostil es muy importante”, relata López.

A ello se suma el hecho de que el proyecto Impresas les da algo tangible, físico, que pueden presentar como es la revista que ellas mismas están confeccionando y que les servirá como prueba palpable de que sus palabras tienen un importante papel en su historia.

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