Francia ha vivido un invierno muy seco, con unos datos de precipitaciones inusualmente bajos que van a obligar al estado a ejecutar medidas de ahorro de agua durante el próximo verano, especialmente en el sector agrícola.
Entre el 21 de enero y el 20 de febrero no cayo una gota de agua en el país, algo nunca visto desde que hay registros. Esta situación se suma a un verano, el de 2022, de fuerte sequía, con varias olas de calor y un otoño con lluvias moderadas. La agricultura va a ser uno de los sectores más damnificados, especialmente los cultivos del sur del país, donde destacan especialmente las flores usadas en perfumería artesanal.
Reutilización de aguas usadas en el sector agrícola
Los agricultores son conscientes de la necesidad de cambiar, pero son más proclives a hacerlo mediante las mejoras tecnológicas que a través de un cambio de paradigma en la forma de producir. En este escenario, una de las soluciones más interesantes pasa por la reutilización de aguas usadas.
Gascuel, no obstante, señala que lo más importante es una modificación en el tipo de cultivos. Sería bueno, a su juicio, sustituir el maíz o el trigo por variedades que exijan menos riego. La falta de agua no es un problema que se circunscriba únicamente al sur del país. El invierno francés ha sido seco prácticamente en todo el territorio. En algunas regiones los días seguidos sin lluvia han llegado a superar la cincuentena.
Carole Biancalana, productora artesanal de flores como el jazmín y las rosas, reconoce que anteriormente ya habían conocido otras sequías, pero las actuales son más recurrentes. Además, en esta ocasión es invernal, lo que implica que las capas freáticas del subsuelo no se han rellenado.
Las aguas subterráneas que irrigan gran parte de Francia han quedado muy bajas tras el invierno. El Buró de Investigaciones Geológicas y Mineras (BGRM) consideró que un 80% de las mismas estaban a niveles moderadamente bajos o muy bajos a 1 de marzo. Este organismo pone el foco especialmente en el área que cubren los ríos Ródano y Saona, al sudeste de Francia. Aquí hay ciudades tan importantes como Lyon, Dijon y Annecy, junto con la frontera suiza.
Hacer un uso responsable del agua
La escasez de precipitaciones ha empujado al Gobierno galo a activar un paquete de medidas que promuevan el consumo responsable del agua, que ya comienza a ser un bien escaso. Christophe Béchu, ministro de Transición Ecológica, afirmó en febrero que los franceses deberán adaptarse al fin de la abundancia, incluida la del agua.
Jean Launay, presidente del Comité Nacional del Agua, cifró en un centenar el total de localidades que habían sufrido cortes de agua potable durante el verano pasado. Pero este año asegura que serán cerca de 500. El ministro Béchu incluso habla de setecientas localidades.
Todavía es pronto para predecir un episodio tan duro como el del pasado verano, pero teniendo en cuenta que el nivel de muchas de las capas freáticas en los acuíferos es excepcionalmente bajo, solo la llegada de lluvias abundantes podría invertir la tendencia.
En el apartado de medidas, una de las más destacadas que están llevando a cabo los ayuntamientos de muchas ciudades es subvencionar los recuperadores de agua de lluvia. Con dispositivos como los que ofrece Cuve Expert muchos ciudadanos pueden aprovechar parte de las precipitaciones para su uso doméstico, o incluso a nivel de agricultura, ganadería o como aguas grises.
La acción no es novedosa a nivel institucional, ya que hace años, en 2018, Barcelona ya recuperó pozos de lluvia para reducir el uso de agua potable. Además, desde portales especializados en divulgación ecológica y de sostenibilidad también se anima a los ciudadanos a tomar decisiones en ese ámbito.
Con sistemas sencillos como la colocación de una o varias cisternas se puede recuperar agua que posteriormente será útil para regar el jardín, limpiar, usar en el inodoro o para usos productivos a nivel industrial.
