Amado Calixte:
“La paz de la soledad es falsa. Como el amor y la libertad, la paz se consigue y se siente en la interacción con todo y todos.”
Sinto pequeño 17/07/2014
Hace ya mucho tiempo que me bailas por la cabeza. He echado de menos aquellas conversaciones que yo nombraba “CONVERSACIONES ENTRE YO Y YO”. Me daban mucha vida, me hacían pensar y razonar sin prejuicios ni perjuicios.
He vivido tantas cosas, en estos años, que no puedo resumirlo en una carta. Tampoco te quiero escribir una enciclopedia de mi vida, no creo que tú la leyeras ni que yo tuviera tiempo para acabarla.
Hace treinta y cuatro años, cuando vivía en Barcelona, estaba inmerso en un estado un poco angustioso, música, política, excursione... Casi dos años desde la rotura de la convivencia con Montse, finales de los estudios en la Universidad Cibernética de Barcelona, cierre de la empresa donde trabajaba, colaborando en cursillos de crecimiento personal y en la consulta de Psicología. Muchas vivencias y experiencias extraordinarias... pero, con la carencia de reciprocidad de unos sentimientos sinceros, no mercantilistas.
1982, enero, decido trasladarme al pueblo, Juncosa, a la casa donde nací. Mi intención era la de hacer un tipo de metamorfosis durante unos quince días. El resultado fue el de encaminar mi vida hacia una nueva convivencia, una manera diferente de hacer las cosas, pero siempre desde las bases personales de siempre. El 12 de febrero del mismo año, Daría entra en mi vida. Inicio de treinta y dos años de engaño, soy así de burro.
Pues, pasados estos treinta y cuatro años, creo que requiero de otra metamorfosis, o algo similar. No me he de trasladar a ningún lugar para estar solo, ya vivo solo, bien, acompañado con mi más fiel compañera, la soledad. Y, habiendo puesto hilo a la aguja, me vienen al recuerdo algunas de aquellas disertaciones entre YO y YO, como por ejemplo aquella en la que razonábamos entre, ¿qué es el cuerpo?, ¿qué es la mente?, ¿el cuerpo y la mente son la misma cosa? no puede haber mente sin cuerpo, ni cuerpo sin mente, nos decíamos. Claro que, decidido que cuerpo y mente no son dos cosas diferentes sino una sola, me preguntaba, quien se ¿YO? sí, porque cuando digo “yo le ordeno a mi mente que haga...” ¿este yo, está dentro o fuera del conglomerado cuerpo-mente?: Me venía a la cabeza aquello de las trilogías, tal como decía Lao Tse “del Tao nace el Uno; del Uno nace el Dos; del Dos nace el Tres; del Tres nacen los diez mil seres” Pues, del universo nace la mente, de la mente nace el cuerpo y este “YO” debe de ser el tres y de él nacen todas las variedades de mi esencia.
No, no estoy en una fase metafísica, no, pero lo he recordado y, seguidamente, al pensar con aquello que digo en el punto anterior, “todas las variedades de mi esencia”, me ha hecho reflexionar sobre que los seres humanos nos hemos acostumbrado a vivir convencidos de que hay muchas versiones de casi todo. Dicen que tenemos tantas filosofías como personas vivimos en este mundo. Que hay muchas verdades, muchas realidades, muchos tipos de soledad, diferentes tipos de amor y maneras de amar, etc. Y no contentos con esto, añadimos que todo tiene sus niveles, o sea, que unos aman más que otros o que aman más o menos según los momentos, que a veces estamos más solos que en otros momentos, que a veces decimos más la verdad que en otras ocasiones, etc.
Creo que no hay diferentes versiones ni diferentes niveles, sino que cada uno de nosotros utilizamos diferentes maneras de evaluar lo qué sentimos y lo que apreciamos según el estado anímico del momento. Sólo hay una versión y un solos nivel. Por ejemplo, o se ama o no se ama, a partir del momento en que creemos que no sentimos aquel amor que sentíamos, hacia quién sea, y ya comenzamos a poner condiciones, o pegas, deja de ser amor para ser otra cosa. Existe el color blanco y el color negro, si se obscurece un poco el color blanco, ya no es blanco, inicia el camino hacia el negro, pasa a ser un gris, desde el llamado gris 01 hasta el que le corresponda al anterior al negro. A la inversa pasa el mismo, del negro al blanco. Tampoco hay más blanco ni más negro. Cuando se llega al blanco o al negro, allí queda la cosa. En el supuesto de que se fuera más allá del que ahora denominamos blanco o negro, se los tendría que adjudicar un nombre nuevo.
En estos momentos, estoy inmerso en la soledad. He podido experimentar que siento la misma soledad, venga de donde venga, pero el resultado del análisis que he hecho, y dependiendo desde donde la siento, mi respuesta varía.
La soledad, desde la ignorancia de los otros hacia mí, y desde el momento en qué Daría se apartó de nuestra convivencia, me produce pena por quien me ignoran debido a este motivo. Me han juzgado y han emitido hacia mí, un veredicto condenatorio. Han aplicado la condena con la ayuda de una sola versión, y no es la mía.
La soledad, desde la enfermedad que sufro, me produce dolor al pensar que habrá mucha gente en el mundo a quienes se los ha olvidado a partir del momento en que su enfermedad podría ser una carga para quien nos quiere olvidar, para quien nos ignora debido a la enfermedad. No los servimos para nada, no los interesa perder el tiempo con nosotros. Nada podrían obtener de beneficio y mucho a perder tendrían si nos dedicaran unos minutos, aunque sólo fuera para que no nos sintiéramos solos.
Pero no quiero cansarte con más ejemplos, que los tengo para exponerlos, seguramente en otra carta te amplío este tema, o no, Sabes muy bien que soy un poco veleta, bien, un poco no, lo soy y punto, ¿no?
También sabes que no me gusta despedirme, puesto que, después de muertos estamos en contacto, aunque sólo sea desde el pensamiento. Es por eso que pongo este relato corto que presenté a *TuitRelatoHN2014, para que me lo comentes, si tú quieres, claro está:
“Me voy construyendo día a día. En cada instante soy diferente al anterior. No intentes cambiarme, llegarás tarde. #TuitRelatoHN2014 Sinto petit 10/04/2014, mañana”
Un dulce abrazo.
Sinto petit 05/03/2015
Sinto Petit | @sinto_Petit | Ganador del I concurso de Tuit-Relatos de Hortanoticias