La solidaridad de los más pequeños de Mislata vuela ya hacia los asentamientos de refugiados sirios en la región de Epiro, al noroeste de Grecia. El Ayuntamiento, en colaboración con los colegios e institutos de la ciudad, ha conseguido reunir más de 2.000 pares de zapatos que hoy se han enviado a su destino: los niños y niñas sirios que se han visto obligados a huir de la guerra que azota su país y malviven en los campamentos de refugiados.
Esta mañana ha pasado por el Centro Cultural un camión para recoger todos los pares de zapatos donados por las familias de Mislata, clasificados por número en centenares de cajas. Su destino es el aeropuerto de Manises, donde un avión de mercancías partía esta misma mañana para llevarlos a su destino.
Este vuelo supone la culminación de la campaña Ponte en mis zapatos que la Concejalía de Educación lanzó el pasado mes de octubre y en la que se ha implicado toda la comunidad educativa de Mislata.
El proyecto, pionero en la Comunitat, fue ideado por la asociación Solidary Kids y fue evolucionando gracias a la infraestructura de la ONG Olvidados. Hasta ahora, la asociación había conseguido organizar recogidas puntuales en algunos colegios, pero la de Mislata ha sido la primera experiencia a nivel municipal y ha culminado con la recogida de más de dos mil pares de calzado nuevo o seminuevo.
En el proyecto de la Concejalía de Educación de Mislata se ha implicado también la Asociación Internacional de Ciudades Educadoras, de la que Mislata forma parte. Y además de tener un fin solidario, que se ha materializado hoy, perseguía también un doble objetivo, la sensibilización de los niños y niñas de Mislata, haciéndoles conocedores del drama que viven las familias refugiadas.
Esta sensibilización pasaba también por crear un vínculo afectivo entre los más pequeños, ya que cada par de zapatos va acompañado de un mensaje, un dibujo o una foto que recibirá el niño o niña destinatario. Según explica Ana María Julián, concejala de Educación y Solidaridad, “buscábamos una acción solidaria como la recogida de ropa, en este caso calzado, pero además buscábamos generar la empatía entre el alumno que lo envía y el niño que lo recibe”.