Catalá critica la permisividad del Ayuntamiento de València con los más de mil vendedores ilegales

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La portavoz del Grupo Popular, María José Catalá, ha manifestado hoy que “es urgente que el Ayuntamiento intensifique las acciones contra la venta ambulante ilegal porque en estos momentos está absolutamente descontrolada con más de 1.000 vendedores ilegales vendiendo en zonas comerciales y en los mercados extraordinarios.”

Catalá ha manifestado que “la extensión de la venta ilegal en las calles de Valencia se ha producido como consecuencia de la dejadez de Ribó y su falta de preocupación por el comercio legal ciudad, que paga sus impuestos y que se ve perjudicado seriamente por la competencia que le hace los puestos ilegales callejeros o los llamados manteros”.

Según ha señalado, “el problema de la venta ilegal se ha agudizado en la ciudad desde que se reestructuró la plantilla de Policía Local al eliminar la unidad GOE que se dedicaba al control de los mercados extraordinarios y las zonas comerciales”.

Los más de 1.000 puestos ilegales se han detectado por parte del Grupo Popular tras visitar los mercados extraordinarios de la ciudad y hablar con muchos vendedores.

Mercados Extraordinarios

  • Mercado de la Avda del Cid: 75 vendedores.
  • Mercado de Benicalap: 125 vendedores
  • Mercado de Benimaclet: 55 vendedores.
  • Mercado del Cabanyal: 100 vendedores.
  • Mercado de Jerusalén: 70 vendedores.
  • Mercado de Jesús-Patraix: 80 vendedores.
  • Mercado de Monteolivete: 25 vendedores.
  • Mercado de la Plaza Redonda los domingos: 30 vendedores (plaza Lope de Vega y Plaza de la Reina)
  • Rastro: 40 vendedores (venta de comida)
  • En los mercados de Algirós, Benimámet, Castellar, Grao, Malvarrosa y Mossen Sorell, la presencia de este tipo de vendedores es más reducida, pudiéndose alcanzar una cifra entre todos entorno a los 200 entre todos.

Las zonas de D. Juan de Austria y Ruzafa son un entorno habitual de este tipo de venta ilegal, llegando a los 40 vendedores.

Durante el verano, en las playas de la Malvarrosa y Cabanyal, se suelen congregar en torno a los 100 vendedores.

Efecto llamada

La solución, a juicio de Catalá, pasa por un mayor control para que deje de producirse un efecto llamada que a medio plazo tendrá graves consecuencias y será muy difícil de atajar.

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