El Roig Arena se convirtió en un templo de música, emoción y complicidad con la llegada de Sebastián Yatra, quien desplegó toda su energía en el marco de su Entre Tanta Gente Summer Tour.
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Desde el primer acorde, quedó claro que no era una cita más: era una celebración compartida entre artista y público.

Una apertura con sorpresas: Ruslana y Robi
Antes de que Yatra pisara el escenario, Ruslana fue la encargada de calentar motores. La joven artista presentó temas de su álbum Génesis y su reciente sencillo Ojeras, conquistando a un público que la escuchó con atención y aplausos crecientes. Su estilo fresco y personal creó la atmósfera perfecta para preparar el terreno.
Ya con el concierto en marcha, Robi, el artista puertorriqueño, se unió a Yatra para interpretar Lienzo. La complicidad entre ambos elevó el ánimo de la sala y sumó un toque especial de energía y frescura al repertorio de la noche.

Un arranque que marcó el tono
El espectáculo arrancó poco después de las 20:00 horas con luces suaves y un montaje visual que preparaba a los presentes para un viaje musical. Yatra apareció acompañado de su banda y un cuerpo de baile vibrante, con un escenario de estética industrial, lleno de estructuras metálicas, pantallas gigantes y juegos de luces que se combinaban con imágenes evocadoras proyectadas en LED.
El inicio con Milagro fue una declaración de intenciones: no solo venía a cantar, venía a contar historias y a compartir emociones.
Entre baladas y fiesta: lo mejor del repertorio
El recorrido musical navegó entre lo íntimo y lo explosivo. Canciones como 'Tacones Rojos', 'Vagabundo' y 'La Pelirroja' desataron un entusiasmo colectivo que por momentos ahogaba la voz del propio artista bajo los coros de miles de gargantas.
La segunda parte del show aceleró el pulso: con 'Traicionera' el recinto entero vibró, y uno de los momentos más celebrados llegó cuando Yatra bajó al foso para cantar cara a cara con sus seguidores, rompiendo la barrera física entre el escenario y la pista.

Interacción y conexión
Más allá del repertorio, lo que distinguió la noche fue la cercanía. Sebastián no se limitó a cantar: habló de amores, despedidas y aprendizajes, compartió confidencias y agradeció el cariño recibido. El público respondió con vítores, lágrimas y teléfonos en alto, creando un ambiente eléctrico y emotivo a partes iguales.
Un escenario poderoso: industria, luces y fuego
La puesta en escena del Roig Arena estuvo a la altura del momento. La estética industrial, con estructuras de metal iluminadas, sirvió de base a un espectáculo donde los efectos visuales y pirotécnicos reforzaron cada clímax. Hubo penumbras poéticas en las baladas, explosiones cromáticas en los temas más bailables y llamaradas de fuego que arrancaron ovaciones.

El sonido, limpio y potente, mantuvo un equilibrio impecable entre la voz del cantante y la fuerza de la banda.
Un cierre apoteósico
Tras casi dos horas de concierto, Yatra guardó lo mejor para el final. El público explotó con Robarte un beso y Vagabundo, antes de que la despedida llegara con 'Milagro', envuelta en luces doradas y blancas, confeti y un eco de emoción colectiva que se resistía a apagarse.