En su escalada antiisraelí, al presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, no se le ha ocurrido otra cosa, que pedir la expulsión de Israel de Eurovisión. Se basa en el precedente de Rusia por la agresión de Ucrania, sin tener en cuenta que lo de Israel en Gaza es una represalia, brutal, cruel e inapropiada, si se quiere, de una anterior agresión de Hamás al Estado judío.
No se trata, pues, de establecer una especie de justicia institucional, sino simplemente de castigar a Israel porque no se le quiere. Es lo que ejemplifican los socios del Gobierno español al exigir la ruptura de relaciones diplomáticas con Jerusalén. Está visto que no se puede hacer desaparecer a Israel del mapa, como sería su deseo, tal como ha formulado Yolanda Díaz con su frase “Palestina será libre desde el río hasta el mar”, es decir, con la ocupación del territorio del actual Estado judío. Ya que no se puede borrar a Israel, se trataría, pues, de aislarlo e ignorarlo.
Estamos hablando, por consiguiente, de odio y no de justicia, pues en otro caso se pondría también el énfasis en el terrorismo de Hamás, grupo que, por otra parte, no se ha dedicado estos años de administración en Gaza a mejorar la vida de la población, que sobrevive a cuenta de la ayuda internacional, sino a crear un entramado militar de túneles y misiles con los que atacar a su vecino y enemigo. Tan obvia es la responsabilidad de Hamás en este estado de cosas, que la Autoridad Nacional Palestina, que gobierna Cisjordania, ha reclamado que Hamás le ceda las competencias sobre Gaza a los legítimos gobernantes del país.
El odio a Israel proviene de ser el único Estado democrático en todo Oriente Medio, con pluralidad de partidos con las ideas más diversas, aun radicales, que se expresan con libertad y donde los árabes tienen participación política y hasta partidos propios que operan como creen más conveniente, hasta haber entrado uno de ellos en el Gobierno. No deja de ser significativo, por otra parte, que el desfile LGTBI de Tel Aviv sea de los más importantes del mundo, en contraste con la sharía imperante en los demás países del área.
Con estos datos queda centrado el problema y se entiende mejor el conflicto en la zona y el martirio de Gaza bajo el ejército israelí. Conflicto que, dicho sea de paso, se resolvería muy fácilmente con la liberación por parte de Hamás de todos los rehenes judíos que aún conserva en su poder y que quitaría al régimen de Netanyahu los argumentos para continuar con su brutal ofensiva.
[ Enrique Arias Vega | Escritor, periodista y economista | @EnriqueAriasVeg ]