Los cólicos del lactante: ¿Puede influir la dieta de la madre en su aparición?

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Uno de cada cuatro niños padece cólicos del lactante durante los primeros meses de vida según la Asociación Española de Pediatría. Se trata de episodios recurrentes y prolongados de irritabilidad y llanto intenso, que no tienen una causa aparente y que los padres no son capaces de resolver generándoles mucha frustración y estrés.

Tal como explica la doctora Rosa Merlos, pediatra y especialista en neonatología en el Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre e IBCLC (Consultora de Lactancia Certificada), «se define como un llanto incontrolable, paroxístico, sin causa identificable, más frecuente a últimas horas de la tarde que se da en un lactante sano entre las dos semanas y los cuatro meses de edad. Sin embargo, es importante tranquilizar a los padres y decirles que el niño está sano y que con toda probabilidad superará esta fase de los cólicos en unos meses. El cólico no afecta al desarrollo del niño pues su peso y talla no se ven afectados».

Según la profesional, «en ocasiones puede deberse a causas gastrointestinales y digestivas, como la propia inmadurez del aparato digestivo de los bebés, con mucha facilidad para que las fibras musculares del intestino se contraigan generando cólicos dolorosos y dificultad para expulsar los gases. Aunque existen otros factores como alteraciones en la flora bacteriana intestinal, la presencia de estreñimiento, o el hecho de que los niños coman demasiado, muy rápido o que traguen demasiado aire y no eructen».

Descarte de otras patologías

Durante dos o tres horas, el bebé llora mucho y es muy difícil calmarlo, encogiendo las piernas y apretando los puños. «Normalmente se producen al atardecer y aproximadamente a la misma hora. Es importante antes de pensar que es un cólico de lactante, -comenta la doctora Merlos-, que un profesional diagnostique y pueda descartar otras patologías con sintomatología similar como el reflujo gastroesofágico, el estreñimiento, la alergia a las proteínas de leche de vaca (mediada o no mediada por Ig E), una invaginación intestinal, la torsión de un testículo, o incluso una otitis media».

Dieta de la madre

La doctora Merlos, comenta que la composición, el sabor e incluso el olor de la leche materna cambian en función de lo que coma la madre. Sin embargo, esto no tiene por qué suponer ningún problema para el bebé y, de hecho, puede ayudarle a conocer nuevos sabores, lo que irá bien para el inicio de la alimentación complementaria, sobre los seis meses.

Sin embargo, no hay ningún estudio que relacione la alimentación de la madre y la ingesta de determinados alimentos con la aparición de gases en el bebé. Los gases pueden estar provocados por la forma de comer y por el propio proceso de digestión. En el caso de la lactancia materna si el agarre del bebé es adecuado, no tiene por qué tragar aire, por lo que se descartaría que tuviera gases por ese motivo. Existen alimentos considerados flatulentos como las coles, las legumbres o las bebidas con gas. Estos alimentos provocan gases en la persona que los consume, pero no llegan a la leche materna y, por lo tanto, no habría por qué eliminarlos en la dieta de la madre. El único caso en el que sí se restringe la alimentación de la mujer durante la lactancia es cuando el bebé sufre alergia a las proteínas de la leche de vaca. Cuando esto ocurre, la madre podría tener que eliminar de su dieta todos los productos con proteínas de leche de vaca para evitar que lleguen al bebé a través de la leche.

Existen algunos tips que pueden calmar los cólicos como un suave masaje en la barriga del niño. «Hay que dar el masaje de forma circular moviendo la mano de izquierda a derecha con suavidad. Éste es el sentido de los movimientos del intestino grueso del niño y el masaje en esta dirección calmará el dolor ayudando a que el niño elimine mejor los gases», comenta la doctora.

Si no se ha optado por la lactancia materna, «existen diferentes fórmulas de lactancia artificial encaminadas a mejorar los cólicos del lactante. Se basan en hidrolizados parciales de proteínas, para mejorar la digestibilidad, y contenidos bajos de lactosa, para disminuir la fermentación en el colon. Estos preparados pueden sustituir completamente a las fórmulas tradicionales, mejorando notablemente los cólicos del lactante y la calidad del sueño, aunque siempre el cambio de fórmula debe ser pautado por un profesional».

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