‘La Reina Pirata’ inaugura la programación familiar de Sala Russafa

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La programación familiar es la protagonista esta semana en Sala Russafa con la nueva producción familiar de Arden Producciones, que Sala Russafa acoge del 26 de septiembre al 05 de octubre y con la que participa en las actividades por el Día Internacional del Turismo organizadas por la Fundación Visit Valencia, con un descuento especial para la función del 27 de septiembre. Supone el arranque de la programación para niños y niñas del teatro, así como las concertadas para centros educativos, con una pieza que tiene por propósito romper con las ideas preestablecidas.

En el siglo XVI estaba prohibido llevar mujeres a bordo por las supersticiones de los marineros. Pero Grace O’Malley no solo heredó una flotilla de su padre, comerciante, y se convirtió en una de las primeras reinas de los mares. También lideró la resistencia irlandesa frente al Reino Unido, consiguiendo el reconocimiento de la mismísima reina de Inglaterra, que no pudo más que admirar el valor de su oponente. Este fascinante personaje real, una de esas mujeres sepultadas por la Historia, inspiró a Marta Salinas a la hora de idear ‘La Reina Pirata’.

Una imagen de 'La reina pirata'. (Foto-Juan Terol).

Otro personaje real que estuvo en el germen de esta historia llegó de la mano de David Campillos, productor de la compañía valenciana. En una sobremesa, ambos estuvieron fantaseando sobre qué pudo haber ocurrido con Shakespeare durante unos años en los que su biografía no es precisa, hablando de cómo el autor era coetáneo de Malley y lo que debía de gustarle el mar a él también, puesto que aparece en varias de sus obras como parte importante de la trama. Pero lo que disparó el proyecto fue una de esas frases que solo tienen sentido en el mundo teatro: “puedo conseguir un barco pirata, sé de uno que está en un almacén”.

La autora e intérprete había trabajado hacía años en un espectáculo de calle donde intervenía la recreación de un antiguo galeón de seis metros de longitud. Desaparecida la compañía, sabía que podía rescatar del naufragio a este elemento escénico y darle una segunda vida. Solo quedaba unir los tres elementos (O’Malley, Shakespeare y el barco), para agitar la imaginación y obtener una divertida comedia corsaria para todos los públicos.

‘Cómo conseguir que puedan entenderse dos personajes antagonistas

‘La Reina Pirata’ narra la historia de un maltrecho barco que llega a una isla desierta después de sufrir un motín a bordo y una tormenta. El Capitán Will el Bardo está seguro de que allí podrá encontrar el tesoro de O’Malley, que le permitirá empezar una nueva vida. Le acompañará en esta aventura un misterioso grumete, más temerario que valiente y con tendencia a las bromas.

'La reina pirata'. (Foto-Juan Terol).

Duelos, espadas, botas y pañuelos, mapas en clave, calaveras y todo el imaginario pirata forma parte de un espectáculo lleno de sorpresas y acción. Una propuesta donde una mujer empoderada rompe prejuicios, como hizo O’Malley a lo largo de toda su vida. Y que juega a trastocar los roles, como disfrutaba haciendo el maestro Shakespeare en obras como ‘Sueño de una noche de verano’, ‘Como gustéis’ o ‘Cleopatra’, de las que los espectadores más avezados podrán encontrar fragmentos reconocibles.

José Zamit dirige e interpreta este proyecto al que se sumó de cabeza, animado por la complicidad con Salinas, con quien ya había compartido escenario. Pero también había otros motivos, como su devoción por el autor inglés al que homenajea el texto o la fascinación que siendo niño le producían las aventuras de Barbanegra y el Capitán Garfio. Pero, sobre todo, le atraía el carácter iconoclasta de la propuesta. “La obra une dos mundos que podrían parecer antagónicos, el amor por la literatura y las correrías de los piratas. Y también obliga a convivir a dos personajes que parecen imposibles de casar”, comenta el director.

El capitán es un personaje “fiero y aventurero, pero también es sensible, imaginativo… con una tremenda necesidad de crear y contar historias”, explica Zamit sobre la pasión por el teatro que le hace estar deseando cambiar el mar por los escenarios. Mientras que el grumete “es bastante payaso, quizá porque está usando el humor para esconder algo, para lograr estar en lugares donde, socialmente, no le estaba permitido estar”, adelanta Salinas sobre una trama en la que van desmontándose las apariencias.

Todo ello a base de los desencuentros (o más bien los encontronazos) que surgen entre los coprotagonistas. Con combates de esgrima, batallas de palabras y gags visuales perfectamente entrelazados con escenas de acción y diálogos llenos de miga que mantienen el ritmo vivo durante toda la representación.

Guiños y mensajes para todos los públicos

“Hay una época en la vida en que todavía te estás definiendo y los piratas pueden resultar atractivos porque tienen una identidad muy clara”, señalan Salinas y Zamit sobre aspectos como la indumentaria o la actitud desafiante a la autoridad que pueden fascinar a los espectadores más jóvenes. Pero ambos advierten de que, mientras se lo está pasando en grande, “el público se va a ir dando cuenta de que nada es blanco o negro. Los estereotipos suelen esconder muchas otras capas debajo”, explica el equipo artístico de una pieza que incluye guiños para los adultos que suelen acompañar a sus familiares más pequeños al teatro y elementos de anclaje para que los espectadores de menor edad también puedan seguir la trama sin problemas.

Esta nueva producción es la número 45 en la trayectoria de Arden Producciones, compañía fundadora y gestora del centro de creación, formación y exhibición de artes escénicas Sala Russafa, donde se realizó su estreno absoluto la temporada pasada, agotando las localidades en cada función.

Siguiendo la línea creativa característica de Arden, ‘La Reina Pirata’ mira al pasado, al siglo XVI en concreto, para entender mejor el presente. Y, en opinión de su autora, lanza un mensaje importante a los espectadores: “dedicarte a lo que verdaderamente te hace feliz, dirigir tus esfuerzos a lo que te apasiona y perseguirlo”. Una filosofía que va calando conforme avanza esta aventura en la que el escenario pasa de ser un agitado mar Caribe, a vivir una tempestad o transformarse en una playa desierta. Todo gracias a un trabajo con la iluminación y la escenografía que transporta a los espectadores a los ambientes más típicos de las historias corsarias para dejarse atrapar por una comedia que rompe tópicos y que recuerda al público de todas las edades que la verdadera aventura es atreverse a ser uno mismo.

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