La Iglesia de los Santos Juanes de Valencia ha reabierto sus puertas tras cinco años de intensos trabajos de restauración, una intervención considerada una de las más relevantes realizadas en el patrimonio religioso valenciano en las últimas décadas.
El proyecto, financiado por la Fundación Hortensia Herrero, con un presupuesto de 8 millones 200 mil euros, ha contado con la dirección de la catedrática y restauradora Pilar Roig, que ha liderado un equipo arquitectónico para devolver la vida a un espacio que ha sido castigado por los incendios y la guerra.
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El "SOS" que aclamaba la iglesia
Hortensia Herrero recuerda cómo nació el proyecto a los espectadores: "Tras la restauración de San Nicolás, la gente por la calle me decía: Hortensia, los Santos Juanes están fatal". Añadió que los medios de comunicación también contribuyeron a alertarla: "Me hicisteis consciente del estado malo en que se encontraba. Me estabais lanzando un SOS".
Ese "SOS" que según Herrero le rogaba la gente, desembocó en una intervención que ha supuesto una inversión de ocho millones y medio de euros, que la dueña de la fundación definió como un acto de responsabilidad cultural: "Creo que he conseguido que la Real Parroquia de los Santos Juanes adquiera su antiguo esplendor".
El desafío entre la arquitectura, la pintura y la historia
Pilar Roig subrayó que esta restauración ha sido un reto sin precedentes: "Para mí, el mayor desafío ha sido toda la restauración. No teníamos una base para restaurar el ábside; no podíamos inventar nada".
Recordó la dificultad de asumir que algunas zonas debían quedar en blanco: "Asumir que lo estoy restaurando y estoy dejando eso en blanco me ha costado". La recuperación del gran fresco central, destruido en el incendio de 1936, fue uno de los trabajos más complejos: «Gracias a las maravillosas fotografías en blanco y negro hemos podido reconstruir la escena y hacer un homenaje a Palomino».
La restauradora explicó que la intervención ha combinado técnicas artesanales, análisis científicos y herramientas digitales de última generación: "Ha sido abrir un mundo a la investigación. El tratamiento digital de imágenes era un reto importantísimo".
Barroque inmersive Baroque
El acto finalizó con un videomapping de nueva generación, titulado Barroc Immersive Baroque, que envolvió toda la iglesia en un espectáculo audiovisual inmersivo que ayudaba a los presentes a entender todo su recorrido histórico. La proyección utilizó tecnología avanzada para ofrecer animación a las bóvedas, muros y ábside, creando un recorrido simbólico por los episodios más significativos del templo.
Hortensia Herrero adelantó que esta creación permitirá "descubrir la historia de la iglesia a través de luz y color, recorriendo el interior como si cobrara vida". El montaje, de 15 minutos de duración, reconstruye cuatro momentos esenciales del pasado del edificio y aspira a que el visitante experimente su legado de una forma totalmente inmersiva.
