Un total de 13.098 alumnos de la provincia de València se enfrentan este martes a la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), en un curso marcado por un cambio en el modelo de examen y las graves consecuencias de la DANA del pasado 29 de octubre. Esta generación, que inició la Secundaria en plena pandemia, culmina Bachillerato con la experiencia de una tragedia que paralizó clases y condicionó su formación.
Ante la situación, la Conselleria de Educación anunció a finales de noviembre que los estudiantes afectados por la riada tendrían la opción de realizar la convocatoria ordinaria de la PAU en junio o julio, además de una extraordinaria a finales de julio. Sin embargo, para muchos, esto ha supuesto un doble desafío: completar el temario de Segundo de Bachillerato en tiempo récord y gestionar el impacto emocional de lo vivido.
Roberto Rubio, Irene Verdoy y Ana Martínez, alumnos del IES María Carbonell i Sánchez de Benetússer, han optado por la convocatoria de junio. Roberto aspira a Relaciones Laborales y Recursos Humanos, mientras que Irene y Ana buscan Enfermería. Los tres explican que prefirieron junio para aprovechar tener los temas "más recientes", a pesar de haber realizado los exámenes finales en mayo sin haber completado todo el temario. Sus profesores han continuado impartiendo clases fuera del horario regular para asegurar que tuvieran todas las materias vistas.
La "incertidumbre" y la apuesta por la universidad privada
Roberto incide en que la propuesta de una segunda convocatoria en julio "no garantiza una igualdad de condiciones", ya que los alumnos que se presentan en junio lo hacen con exámenes finales que evaluaron todo el temario, mientras que ellos no. "En el final de Catellano las subordinadas no entraron porque no las habíamos dado; en Valenciano no entró la sociolingüística y, en Historia, la Transición", subraya.
Para Irene y Ana, el curso ha sido tan "caótico" –con pérdidas de tiempo por clases online, cancelaciones por alertas meteorológicas o el apagón– que han decidido apostar por la universidad privada, necesitando únicamente aprobar la PAU. "Muchos tras la DANA, viendo las notas y el cambio de modelo de examen hemos optado por privadas porque no llegamos" a la nota de corte de la pública, señala Ana.
Los estudiantes también critican la "incertidumbre" que les generó tener que decidir en abril si se presentaban en junio o julio, sin haber finalizado el temario.
Clases online, falta de concentración y resiliencia
Respecto a la vuelta a las clases tras la DANA, Roberto recuerda que las clases online, tres semanas después de lo ocurrido, se enfocaron primero en el estado emocional, pero luego generaron problemas de concentración. Irene las califica de "desastre" y lamenta que los profesores dieran por "abordado" el temario visto online, pues "los temas de siete meses los tenían que dar en tres". Roberto enfatiza que la situación personal de muchos compañeros, que habían perdido familiares o sus casas, hacía imposible el estudio en igualdad de condiciones.
Los tres estudiantes se muestran muy críticos con el nuevo modelo de examen de la PAU, considerando que debió posponerse al año siguiente dadas las circunstancias. "Nos venía muy justo de tiempo a todos nosotros y no lo podíamos llevar del todo bien preparado porque íbamos con tres meses de retraso", subraya Ana, recordando que no volvieron a las aulas hasta el 7 de enero.
Finalmente, los jóvenes ponen en valor la "resiliencia" de su promoción. "A nuestros hijos les podremos contar que empezamos el instituto con el Covid y que hemos acabado con una DANA, o sea, dos tragedias muy graves", concluye Ana, afirmando que "si hemos podido con un Covid y con una DANA, pues podemos con todo".