Pepa Miralles, Pep Sellés y Andrea Juan son los protagonistas de ‘Íbers. Històries d’abelles, reines i abellots’, una comedia escrita por Pasqual Alapont y dirigida por Pepa Miralles que destapa la hipocresía y la lucha de poder dentro del ámbito académico. La Sala L’Horta reanuda el próximo sábado 18 de octubre su ciclo de comedia para jóvenes y adultos con esta producción de La Dependent en la que un catedrático, una profesora universitaria y una doctoranda imparten una conferencia sobre la antigua civilización íbera. En este espectáculo, el público del teatro no solo se convierte en la audiencia real de esta conferencia, sino que desarrollará un “sexto sentido” que le permitirá escuchar los pensamientos más íntimos de los conferenciantes mientras ellos se apasionan (o se pierden) en sus disertaciones sobre la Bastida de les Alcusses o el Tossal de San Miquel.
Lo que en apariencia es una conferencia rigurosa se transforma en una sucesión de situaciones grotescas y cómicas, relevando la verdadera personalidad de los personajes y sus relaciones tóxicas.
La obra pone delante de nuestros ojos un microcosmos que no es sino el reflejo de la sociedad global donde nos podemos ver a nosotros mismos. “En ella se ponen sobre la mesa cuestiones como la lucha por el poder, la guerra de sexos y el conflicto generacional para demostrar que quizás la sociedad no ha cambiado tanto desde la Edad de Hierro”, comenta el dramaturgo Pasqual Alapont.
‘Pinxit’: teatro vivencial para niños y niñas a partir de 8 meses
La programación del fin de semana continuará el domingo 19 de octubre con un espectáculo dirigido al público de Primera Infancia. ‘Pinxit’ es una pieza visual y sonora creada por la compañía Baychimo Teatro que familiariza a niños y niñas a partir de 8 meses de edad con el proceso creativo de una obra de arte de forma muy intuitiva y lúdica. Partiendo de lo primordial, el color, la imagen en movimiento y la materia, la obra muestra el proceso de creación de un artista contemporáneo poniendo en juego recursos como las artes plásticas, el video, la experimentación sonora y la acción performativa.
El espacio escénico tiene como elemento central una gran superficie acolchada que hace las veces de pantalla de proyección, permitiendo al pequeño espectador jugar con las imágenes en movimiento e incluso interactuar con el artista que las está creando en directo. El uso de la tecnología permite transformar la imagen de la pintura, animarla y convertirla en instrumento de juego, al mismo tiempo que facilita al performer extraer sonidos de los objetos, manipularlos y generar un espacio sonoro sugerente, e incluso utilizar su propio cuerpo para manipular y dar vida a los colores.
