Gisella Gil Buxadé: “Integrar la cosmética emocional representa dejar atrás la guerra ante el espejo”

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Gisella Gil Buxadé es experta en naturopatía con 25 años de trayectoria en bienestar y salud integral. Tras especializarse en Terapia Floral, Oligoterapia y Descodificación Biológica, y trabajar 17 años en la industria farmacéutica, desarrolló en 2016 el método Cosmética Emocional®, una propuesta innovadora que integra lo emocional y lo energético en el cuidado de la piel. Su enfoque ha aparecido en medios como La Vanguardia, Forbes, Telva o Flash Moda, y actualmente imparte talleres y presenta el programa A flor de pell en ETV-Terramar.

Gisella Gil. (Foto-Lidia Ladera).

Pregunta: Propones un cambio de paradigma en el cuidado de la piel. ¿En qué se basa este enfoque y qué aspectos echabas en falta en los modelos más tradicionales?

Gisella Gil Buxadé: La Cosmética Emocional ® es una nueva categoría cosmética pionera en vincular el plano emocional con la cosmética, estableciendo una conexión entre las emociones y la piel que transforma la belleza. Lo consigue modulando la percepción y la respuesta emocional, actuando directamente en la conciencia celular con formulaciones basadas en la energía y medidas a través de frecuencias. Es la primera cosmética que aplica las frecuencias de la naturaleza en la piel, se trata de un cambio de paradigma. Grosso modo, la cosmética tradicional, ya sea natural o química, tiene su mirada y foco de investigación en el entorno celular. Su concepto de regeneración se centra en intentar restaurar lo que está dañado. La Cosmética Emocional®, en cambio, opta por tratar la causa, no la consecuencia. Prevenir, no solo reparar. Cuidar antes que curar. Cuando consigues hablar el lenguaje de la célula, modulando la información que transmite, el cambio es tan profundo que la belleza se transforma.

P.: ¿Cómo llega a ti la idea de la cosmética emocional?

Portada del libro.

G.G.B.: Fue en 2016, llegó sin planearlo. A nivel profesional se gestó en mi consulta como Naturópata. Cuando visitaba a principalmente mujeres y trabajábamos el campo emocional con esencias florales del Dr. Bach, las pieles cambiaban. A raíz de eso, probé de incluirlas en preparados cosméticos y el cambio se notó todavía más. Desde ese momento hasta hoy han sido nueve años de crear, perfeccionar y documentar lo que es hoy la Cosmética Emocional® basándome en principios físicos y obviedades tales como que la piel responde a estímulos energéticos. A nivel personal, me mueve la profunda herida de haber vivido como mi madre se fue de este mundo sin aceptarse. Integrar la cosmética emocional representa dejar atrás la guerra ante el espejo.

P.: ¿Cuál es el principal error que la gente comete en el cuidado de su piel y cómo tu método lo puede mitigar?

G.G.B.: No sé si se trata de un error, pero nos hemos quedado en un plano muy corto en lo que al cuidado de la piel atañe. Nos cuidamos basándonos en lo que la industria cosmética nos ha vendido: aplícate una crema y rejuvenece, compra este sérum y parecerás diez años más joven… y lo compramos. El cuidado de la piel es muchísimo más que aplicarse una crema y tiene que ver con aspectos que no se pueden comprar, por ello no se promocionan. Por poner algunos ejemplos, Elisabeth Blackburn, premio Nobel 2009 afirma: "el acortamiento de los telómeros - responsables del envejecimiento de la piel -, es cuestión de actitud". Y, por otro lado, Candace B. Pert, neurocientífica, explica que las células responden a estímulos energéticos desde una sabiduría y conciencia propia. Hoy sabemos que la sangre, como sustrato de las células, también de las cutáneas, se alimenta de emociones… Después de nueve años liderando el proyecto puedo afirmar que las endorfinas son mejor activo que las ceramidas.

P.: ¿Podrías darnos un ejemplo concreto de cómo nuestras emociones impactan en la salud cutánea?

G.G.B.: La piel es una prolongación periférica del sistema nervioso unida al cerebro de por vida (comparten capa embrionaria). Recibe información de ida y vuelta. A través de los miles de receptores cutáneos por cm², la piel, capta información que el cerebro traduce en pensamientos, sentimientos, sensaciones, emociones… y los devuelve en forma de respuesta piel de gallina, rubor, escalofrío, rechazo, sudor... Tenemos totalmente normalizado que nos ruborizamos cuando sentimos vergüenza o sudamos ante un peligro, pero todavía nos cuesta integrar que la celulitis atiende a un conflicto de desvalorización estética ante el espejo o, que la retención de líquidos, tal y como explico en la segunda parte del libro, atiende a un conflicto de angustia existencial con pérdida del sentido de la vida. Es normal, nadie hasta ahora nos había explicado el lenguaje de la piel.

P.: ¿Influye el estrés, la autoestima o nuestro sistema de creencias en la apariencia de nuestra piel?

G.G.B.: Tal y como desarrollo en el capítulo Los cuatro pilares de la piel, nuestro sistema de creencias y cómo nos vivimos emocionalmente determinan, en gran parte, nuestra apariencia cutánea. El estrés, en general, no es más que la interpretación física, emocional y mental de una amenaza. Cómo lo vivo determinará el síntoma. Llevado al plano biológico, se traduce en un generador de cortisol y adrenalina, entre otras hormonas, contribuyendo a la destrucción de nuestras fibras de colágeno. Vivir encadenados a creencias, educación, costumbres, miedos, etc, genera una química que se convierte en el pasto celular. Es precisamente la replicación de nuestros mecanismos de supervivencia la explicación por la cual afecciones como dermatitis, psoriasis o rosácea, se vuelven crónicas. Perpetuamos una enfermedad porque percibimos, interpretamos y resolvemos las señales del mundo exterior desde la misma interfaz. Cuando uno cambia el patrón, el síntoma pierde su razón de ser.

Gisella Gil Buxadé desarrolló en 2016 el método Cosmética Emocional®.(Foto-Lidia Ladera).

P.: ¿Podrías compartir un consejo práctico que podamos hacer a diario, que incluyas en el libro, para conectar con nuestra piel de forma más consciente?

G.G.B.: Un buen comienzo es responder los once principios del orden bello (pág. 36). Es curioso como buscamos las últimas técnicas en masaje o tratamientos en cabina descuidando lo esencial: dormir bien, amar, reír, sentir calma, disfrutar, comer sano, etc. Igual de importante es revisar la mirada ante el espejo, cuidarse acorde a las estaciones del año, descubrir los cuatro pilares de la piel y, por supuesto, utilizar productos y tratamientos energéticos (por frecuencia) que hablen el lenguaje de la piel. El libro es una buena guía, un acompañante, ofrece una visión real de como funciona la piel. Te da la mano y no te suelta hasta el final. Durante el camino tú decides. El cuidado personal debe ser amable, sencillo, amoroso; nada de lucha, nada de "antis", antiarrugas, antiaging, anticelulitis, antiojeras... No hay mejor fórmula que amar cada célula de tu cuerpo.

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