La exposición individual del artista Antonio Camaró, prevista en el Museo Erarta de San Petersburgo, ha sido cancelada debido a las tensiones geopolíticas derivadas del conflicto bélico actual. La muestra estaba programada para exhibirse del 5 de diciembre de 2025 al 30 de marzo de 2026 y su suspensión supone un nuevo ejemplo de las restricciones culturales que están afectando al ámbito artístico internacional.

La decisión adoptada por la institución rusa responde al cierre de fronteras y a las limitaciones que afectan al intercambio cultural en un contexto marcado por la confrontación. La exposición de Camaró estaba centrada en un mensaje de paz, concordia y diálogo entre culturas, lo que refuerza el contraste con la situación que finalmente ha impedido su celebración.
El artista ha lamentado que el clima político haya frustrado una oportunidad de encuentro cultural con el público ruso. El propio Antonio Camaró ha afirmado que “mi obra busca el diálogo; la guerra, por su naturaleza, lo niega. El arte por la paz, por desgracia, no puede exponerse donde el conflicto lo ha forzado y lo fuerza a silenciarse”.

En primer lugar, defiende que la ética debe ser la guía del arte, al considerar que toda obra ha de reflejar valores como la justicia, la verdad y la paz. El artista sostiene que, en momentos de violencia, el creador debe actuar como un espejo que evidencie la deshumanización y como una ventana que ofrezca esperanza.
El segundo principio incide en que las barreras a la cultura son uno de los primeros efectos colaterales de la guerra. Para Camaró, la suspensión forzosa de una exposición demuestra cómo la confrontación niega el intercambio cultural y obliga a redoblar los esfuerzos para proyectar mensajes de concordia en otros espacios internacionales.
El tercer eje del manifiesto reivindica la capacitat del art per convertir murs en ponts. El artista remarca que ninguna restricción política debe impedir la misión del creador y anuncia su intención de impulsar una futura Exposición de la Concordia, concebida como un símbolo de resiliencia destinado a foros diplomáticos y espacios dedicados a los derechos humanos.
La cancelación en el Museo Erarta se convierte así, según el propio artista, en un estímulo para reafirmar su compromiso con un arte que aspira a trascender y a tender puentes en medio de la polarización global.


















