La separación entre viviendas del edificio que se incendió completamente en febrero de 2024 en el barrio valenciano de Campanar y que dejó diez víctimas mortales se reconstruirá con productos cerámicos "para reforzar la seguridad frente al fuego", según ha informado la Asociación Española de Fabricantes de Ladrillos y Tejas de Arcilla Cocida (Hispalyt).
La elección de estos materiales cerámicos responde a una decisión "técnica y responsable" de Arqueha, el estudio de arquitectura que lidera la rehabilitación, basado en unos "firmes criterios de seguridad frente al fuego, confort térmico y acústico, y calidad duradera", según ha informado la asociación en un comunicado.
Así, las futuras paredes interiores que dan a zonas comunes o a recintos de instalaciones serán de ladrillo cerámico, y las que separan unas viviendas de otras, que en el edificio original eran de placa de yeso laminado, incorporarán además el ladrillo cerámico para mejorar de forma sustancial su comportamiento frente a incendios.
La ya anunciada nueva fachada que se ha elegido para la reconstrucción de Campanar --un sistema de fachada ventilada con placas cerámicas-- será instalada sobre el muro de fachada de ladrillo cerámico que formaba parte del edificio original, y que tras diferentes ensayos, "se ha acreditado que ha mantenido intactas sus propiedades portantes", a pesar de la ferocidad del fuego.
La secretaria general de Hispalyt, Elena Santiago, celebra esta decisión del uso de material "que ha dado prioridad a la seguridad, el confort y la durabilidad de las viviendas. La elección de materiales cerámicos para la reconstrucción es una declaración de intenciones en favor de la seguridad, para que no se repita una tragedia así por culpa de materiales no resistentes al fuego".
Según la asociación, "el siniestro dejó en evidencia las limitaciones de algunos sistemas constructivos empleados en el edificio original, como el revestimiento de aluminio y relleno de polietileno de la fachada, que avivó las llamas, y las paredes y tabiques interiores realizados con placa de yeso laminado, que se vieron incapaces de contener la propagación del fuego entre viviendas".
En esta línea, la entidad recalca que solo la estructura hormigón y las paredes de ladrillo cerámico resistieron el envite del fuego. La asociación ha añadido: "Estas paredes mantuvieron su integridad estructural, evitando en cierta medida el colapso y sirviendo de escudo parcial a algunas zonas del edificio. Esta resistencia que ofrecen los materiales cerámicos ha sido clave para que, en la reconstrucción, se haya optado por utilizar este material como eje central del nuevo proyecto constructivo".
Por su parte, Batiste Boronat, arquitecto del estudio Arqueha, responsable del proyecto arquitectónico de la rehabilitación, ha detallado que, en el caso de la elección de material para la fachada, "automáticamente plantearon una solución con cerámica por sus amplias posibilidades a nivel de diseño, y por tratarse de uno de los materiales que mejores prestaciones ofrece frente a la acción del fuego".
También ha indicado que no solo se han limitado a cumplir la normativa vigente de seguridad, "sino que han ido más allá para ofrecer la mayor seguridad a los vecinos, por lo que el edificio será uno de los más seguros que hay hoy en día".
CTE
Sin embargo, según Hispalyt, "la normativa actual no está a la altura" ya que "las paredes separadoras de viviendas del edificio original, únicamente de placa de yeso laminado, cumplían el Código Técnico de Edificación (CTE), lo que significa que, a día de hoy, ese tipo de soluciones siguen estando permitidas".
En este sentido, la asociación demanda al Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana que aproveche la reforma en marcha del CTE "para elevar los estándares de seguridad, además de en fachada, en las paredes interiores".
En concreto, se propone que la normativa exija 120 minutos de resistencia al fuego para las paredes de separación entre viviendas y zonas comunes (las nuevas paredes de Campanar ofrecerán 180 minutos gracias al ladrillo cerámico), así como 90 minutos para los tabiques interiores que dividen la propia vivienda, y "sobre los que hoy actualmente no hay ninguna exigencia de resistencia al fuego".
Elena Santiago ha concluido: "No se han incrementado las exigencias para las paredes interiores desde hace más de 25 años. Creemos que estas demandas no solo conseguirían evitar nuevas tragedias, sino también generar un estándar de calidad y tranquilidad para los ciudadanos que habitan o comprarán nuevas viviendas. La decisión de los vecinos de Campanar debe servirnos de ejemplo, no se trata solo de volver a construir lo que se perdió, sino de hacerlo mejor, y la seguridad empieza en los materiales".























