El Ayuntamiento de València ha elevado a la Fiscalía para su investigación un presunto caso de criadero ilegal de perros que operaba desde una vivienda particular en el distrito de Quatre Carreres. La propietaria del inmueble ha sido denunciada por carecer de la documentación necesaria como criadora o núcleo zoológico, según confirmaron las comprobaciones realizadas por la Policía Local.

La actuación, llevada a cabo por la Oficina de Bienestar Animal en colaboración con la Unidad de Medio Ambiente (UMA) de la Policía Local, se inició tras la denuncia de una vecina por los fuertes y persistentes olores que emanaban de la propiedad.
Deterioro de las condiciones higiénico-sanitarias
Tras confirmar desde la oficina de bienestar animal que la dirección no correspondía a ningún núcleo zoológico registrado, se procedió a realizar una inspección conjunta. Aunque en la primera visita no se localizó a nadie, los agentes lograron contactar telefónicamente con la propietaria para concertar una cita.
Al llegar al domicilio, los agentes y veterinarios constataron el fuerte olor que desprendía la vivienda incluso con la puerta cerrada. Una vez en el interior, en la casa de unos 80 metros cuadrados, se encontró una gran cantidad de orina y excrementos en el suelo, mezclados con un fuerte olor a lejía, indicando que se habían realizado tareas de limpieza previas.
Se localizaron hasta 16 perros de diferentes razas, diez de ellos caniches y dos yorkshires. La mayoría de los animales se encontraban concentrados en la cocina, y había jaulas en casi todas las habitaciones, incluso con dos perros en celo.
Los inspectores concluyeron que las condiciones higiénico-sanitarias de la vivienda no eran adecuadas ni para las personas ni para los animales, siendo el inmueble calificado como insalubre y lleno de moscas.
Irregularidades documentales e investigación abierta
Durante la inspección, la propietaria afirmó no tener licencia de núcleo zoológico, aunque mostró en su teléfono móvil una supuesta licencia de criadora.
Una consulta en el Registro Informático Valenciano de Identificación Animal (RIVIA) detectó que la mujer tenía hasta 22 perros registrados a su nombre, si bien solo 16 se encontraban en la vivienda. La investigada se negó a proporcionar la dirección o detalles sobre el paradero de los seis animales restantes, que aseguraba que vivían en el chalet de una amiga.
Los veterinarios se hicieron cargo de los 16 perros, trasladándolos al centro de Benimàmet, donde se les realizó una primera valoración veterinaria de salud y se procedió a la comprobación de los microchips, confirmándose que todos los portaban, salvo dos de ellos.
El caso ha sido remitido a la Fiscalía para determinar las posibles responsabilidades penales derivadas del incumplimiento de la normativa de bienestar animal y las condiciones de la explotación.






















