Una familia de Albal gana el premio Romper Barreras con un corto sobre las capacidades del pequeño Miguel

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Miguel tiene cuatro años y medio y un mar. Un mar de ilusiones y de ganas por jugar, aprender y vivir. Un mar sin barreras ni prejuicios, a pesar de su enfermedad muscular que le impide moverse y hablar. Todo un mar que sus padres han querido enseñar al mundo para demostrar las capacidades de un niño con discapacidad.
El corto que preparó la familia del pequeño Miguel Camacho, de Albal, con ayuda de amigos y familiares, ha conseguido el mayor número de votos en los Premios Romper Barreras 2010 y no es para menos pues su vídeo ha conseguido demostrar que la enfermedad muscular que padece Miguel no le impide realizar multitud de actividades propias de un niño de su edad.

Ese era el objetivo de sus padres cuando decidieron presentarse al concurso: demostrar las capacidades de un niño con discapacidades físicas como Miguel. El pequeño no puede moverse ni realizar ninguna de las funciones automáticas del cuerpo como respirar, tragar o hacer la digestión, pero ello no le impide acudir cada día al colegio con compañeros de su edad, comunicarse con ellos y, sobretodo, jugar. Aunque para ello tenga que disponer de determinados recursos que, en muchos casos, tienen un elevado coste.

Por eso el premio, dotado con 6.000 euros en metálico y un cheque de 1.500 euros más en productos de la empresa BJ Adaptaciones (especializada en todo tipo de productos para facilitar la integración de las personas con alguna discapacidad), no viene nada mal a la familia, aunque Miguel y Gador, sus padres, aseguran que no era el objetivo primordial de su participación en el concurso.

Simplemente, querían mostrar al mundo cómo Miguel, de 4 años y medio, se desenvuelve en su día a día, se comunica, juega y aprende. Y lo hace con niños de su edad que han aprendido, gracias a Miguel, a respetar y tratar con absoluta normalidad a las personas que tienen características especiales. Como dice su madre, “esos niños, el día de mañana, van a ser personas sin prejuicios” y todo gracias al pequeño Miguel.

En un primer momento pensaban destinar el dinero del premio a los gastos de la familia pero la dificultad para encontrar financiación que les permita adquirir una silla especial para Miguel hará que, seguramente, el dinero se destine a esta finalidad. De momento, tienen comprometida con una fundación la mitad del coste de la silla, que tiene un precio de 16.000 euros y que daría una mayor autonomía a Miguel.

Mientras consiguen la financiación, Miguel y Gador seguirán defendiendo las posibilidades de las personas con discapacidad si se dispone de los recursos adecuados. Y el mejor ejemplo lo tienen en su propio hijo, protagonista de ‘El Mar de Miguel’, un lugar donde las barreras se rompen con la ilusión y las ganas que el pequeño transmite con su mirada.©Celia Dubal/Hortanoticias

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