Tras el éxito de la proyección de la final del Mundial, Puçol se plantea destinar el Palau d’Esports a eventos para jóvenes

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La tarde-noche del domingo 11 de julio pasará a la historia por el triunfo de España en la final del Mundial de Sudáfrica. Entre las muchas historias mínimas que acompañan a este hecho, en Puçol hubo otra: la confirmación del Palau d’Esports como lugar idóneo para celebraciones que garanticen la seguridad de los más jóvenes y la tranquilidad de sus padres.
Con poco tiempo para organizarlo (a fin de cuentas, España ganó la semifinal el miércoles), el viernes 9 se organizó una pantalla gigante a cubierto, en el Palau d’Esports, para poder seguir el partido España-Holanda. Tanto la página web municipal como la Emisora Municipal de Televisión anunciaron el evento centrándolo en un público objetivo: los más jóvenes.

Y la propuesta funcionó. En torno a 250 adolescentes, de 14 a 18 años, se dieron cita con todos los elementos precisos para disfrutar de la Roja: banderas, camisetas, pinturas de guerra, bombos… Junto a ellos, apenas un puñado de adultos, incluidos el concejal de deportes, Manolo Piñol, y el alcalde, José Vicente Martí.

“La verdad es que sólo pude aguantar el primer tiempo en el pabellón cubierto, por el calor y por los nervios”, asegura Manolo Piñol, quien añade que “fue suficiente para constatar que los jóvenes demostraron un gran respeto por las instalaciones y que no debemos olvidar el Palau d’Esports como lugar idóneo para este tipo de eventos que exige un espacio más abierto que la Casa de Cultura y un salón con más capacidad que el Espai Jove”.

A ello hay que añadir el coste casi inexistente, ya que la infraestructura necesaria para la proyección se obtuvo gracias a la colaboración de distintas concejalías, que cedieron los medios precisos para llevar adelante la proyección: la pantalla fue cosa de la Casa de Cultura, el proyector pertenece al Espai Jove, el equipo de sonido es el habitual del Polideportivo Municipal y el montaje técnico corrió a cargo del Departamento de Comunicación. Contra la crisis no hay nada como la imaginación y la colaboración de todos.

“Pero, sobre todo, me quedo con esos centenares de chicos y chicas disfrutando de una forma saludable, sin necesidad de coger la moto o buscar acomodo en coches sobrecargados para acudir a celebrarlo a otras poblaciones”, asegura José Vicente Martí, quien también estuvo presente en el partido hasta la hora de la prórroga, en que tampoco pudo resistir más e hizo mutis por el foro.

“Muchos de ellos han sido alumnos míos en el instituto o en la escuela de balonmano, y verlos allí, juntos, disfrutando, asumiendo con naturalidad que en el recinto no se podían entrar bebidas alcohólicas y sabiendo que luego podían regresar a pie a casa, lo que les evitaba tener que coger vehículos, eso… eso no tiene precio”, reconoció el alcalde.

Como tampoco tiene precio para los padres, sobre todo al saber que sus hijos adolescentes iban a evitar unos desplazamientos que pueden ser peligrosos en noches en que todo el mundo está en la calle, de fiesta. Eso sí, la fiesta no la evitó nadie. Y fiesta conlleva algún que otro chapuzón en la fuente de turno, cánticos, tracas, risas y ruido, mucho ruido.

“Pero nada que se salga de lo previsible. Ningún incidente de importancia fue informado por los agentes encargados de la seguridad durante la noche. Más allá del lógico jaleo, fue una jornada donde los jóvenes dieron muestras de saber divertirse sin excederse”, asegura Vicente Giménez, el intendente jefe de la Policía Local.

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