¿Por qué odiar a los que corren?

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Existe una doble fiebre en torno al running, derivada de lo que ha ocurrido sistémicamente con vicios como el vapeo. A quien le da fuerte quiere publicitarlo y hacerse ver, mientras que quien lo deja o no lo practica actúa como un converso activo y reniega públicamente tanto de la actividad como de los practicantes.


Vayamos por partes: a mí lo que haga o deje de hacer la gente me parece bien, siempre que no vaya en contra de la ley. Pero puedo llegar a entender que a otros les moleste que lo hagan público, porque poco o nada les importa.

Sin embargo, si lo están viendo es porque ellos dieron permiso a esas personas para publicitarles sus vidas, ya que aceptaron sus solicitudes de amistad en Facebook o decidieron seguirles en Twitter.

La pregunta es: aquellos usuarios de las redes sociales que despotrican en público de un tema privado, que exhiben sus fotos comiendo o viajando, que intentan generar debates sobre temas que parten de su individualidad… ¿son lo mismo que los que cuelgan que acaban de correr 10 kilómetros en 53 minutos?

Todos, en mayor o menor medida, exponemos nuestra privacidad a aquellos a quienes hemos querido considerar amigos virtuales. Y, si bien es verdad que hay repeticiones que cansan, quizá nosotros estemos haciendo algo similar en otros aspectos y no nos demos cuenta.

Que correr es una moda es innegable. Pero yo la prefiero a otras que hemos tenido que ‘sufrir’ en los últimos años. Al fin y al cabo, ha levantado a mucha gente del sofá. Ha conseguido que personas sedentarias hicieran ejercicio. En muchos casos, sirve para desconectar del día a día y no pagar tu frustración o tu mal humor con tus familiares y amigos. Y al final, es una moda que genera salud. Y hasta te permite quedar con gente con la que por incompatibilidad de horarios apenas coincides. Ojalá hubiera muchas más así. Peor fueron las hombreras :-).

Y como en todas las modas, hay gente que la practicaba hace 20 años y mira por encima del hombro a los ‘novatos’. Lo entiendo. Yo lo hago cuando alguien nacido en los 90 me habla de que ha descubierto a un grupo espectacular llamado Depeche Mode. Pero haber sido capaz de apreciar algo con antelación no nos hace mejores que quien ha tardado en darse cuenta. Básicamente, porque ninguna circunstancia vital es la misma y cuando uno, por ejemplo, se ha visto del tirón toda la serie ‘The Wire’ de repente alguien la descubre por casualidad. De no ser así, no hubiera pasado de ser una ficción con mucho menos seguimiento que los actuales bombazos.

kilian Jornet

Estos perfiles han llegado a enfrentarse por idolatrar a ‘runners de verdad’ o ‘charlatanes’. No negaré que yo vi a Josef Ajram como un excelente producto de comunicación. Y que también, posteriormente, he criticado su descenso. Pero no por ello los de Kilian Jornet son los mejores. Ojalá hubiera más Kilian y menos Josef, sí, pero algo tendrá de negocio esto cuando el hombre que vive solo para correr en las montañas ha escrito dos libros y producido una película. Que tonto no hay nadie.

En definitiva, y por no extenderme más. ¿Nos molesta que la gente cuelgue que el domingo se va a una carrera? Desdramaticémoslo. Al fin y al cabo, peor es que nos inviten cada día a jugar al Candy Crush o nos cuelguen vídeos absurdos cuando se aburren en el trabajo. Y no nos ponemos estupendos por ello.

David Blay |  @davidblaytapia | Periodista |   @PasarelaCom y  @SonidoOnLine

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