Piden 23 años para un acusado de matar a golpes a la empleada de un salón para lograr claves de las cajas

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El ministerio fiscal ha solicitado 23 años y cinco meses de cárcel para un hombre al que acusa de matar a golpes a la empleada de un salón de juegos de Catarroja para que le diera las claves de las cajas fuertes y, posteriormente, tratar de incendiar la sala donde se encontraba el ordenador que registraba las imágenes del establecimiento, según ha indicado en sus conclusiones durante el juicio celebrado este martes en la sección cuarta de la Audiencia Provincial.
El fiscal ha modificado las penas que solicitaba en su calificación provisional. Tras escuchar el testimonio del acusado, los testigos y los peritos, el ministerio público ha decidido cambiar el delito de homicidio por el de asesinato, por lo que ha pasado de 12 años y medio a 18 años de solicitud de condena. Además ha mantenido los delitos de robo y daños, con tres años y cinco meses y dos años, respectivamente.

Debido a esta modificación de las penas, la defensa ha solicitado la suspensión "para instruirse mejor" ante el cambio de delito, a lo que ha accedido el tribunal. El juicio se reanudará este miércoles a partir de las 10.00 horas.

El fiscal ha decidido modificar las penas después de indicar que el acusado, "trató de forzar sin éxito" a la empleada para que abriera la caja fuerte de mayor tamaño que había en el salón de juegos, "pero la víctima desconocía las claves de esta caja fuerte. El acusado, tras inmovilizarla con bridas de plástico negro y un trozo de cable, la golpeó en repetidas ocasiones para obligarla a que le diera las claves".

"Con su muerte logró impedir que le identificara", ha añadido. Los hechos que se han juzgado este martes sucedieron en mayo de 2010. En marzo de 2012 ya se suspendió el juicio, después de que el acusado renunciara a su abogado.

En la vista celebraba este martes, el acusado ha negado las acusaciones y ha indicado que ese día había partido en coche rumbo a su país, Marruecos, porque en España "ya no había trabajo". Por ese motivo, durante la hora en la que se produjeron los hechos se encontraba "comprando una batería para el coche".

Sin embargo, todos los agentes que han testificado han negado que comprara ninguna batería para el coche. Además, el procesado ha apuntado que estuvo acompañado por otro hombre durante su compra, término que también ha sido desmentido por este testigo que sí ha reconocido que le dejó el coche, pero nunca que le acompañó.

Tanto el ministerio público como la defensa han hecho mucho hincapié en las bridas de plástico y un cable de electricidad semirrígido de un metro que se encontraron en el local los agentes de la Guardia Civil cuando llegaron al lugar de los hechos, y que supuestamente sirvió para maniatar a la víctima y obligarla a que revelara las claves de las cajas fuertes.

Los peritos han indicado que el cable contenía restos de ADN, tanto de la víctima como del acusado. A preguntas de la defensa sobre si ese ADN se correspondía cien por cien con el del acusado, los peritos le han indicado que "solo hay una posibilidad entre 400.000 trillones de que no fuera el suyo".

Los médicos forenses se han ratificado en las causas de la muerte de la mujer y han confirmado que "el fallecimiento no fue por el incendio, porque cuando el humo invadió la habitación, la mujer ya estaba muerta". Los médicos han destacado que la víctima recibió "repetidos golpes en la cabeza, posiblemente contra el suelo", lo que le produjo "múltiples roturas en la cara y en el cráneo".

Por su parte, los peritos de la Guarda Civil han explicado que el incendio se produjo en la sala donde se encontraban las cajas fuertes y el ordenador que registraba las imágenes del local. El acusado utilizó una botella de alcohol para provocar el incendio.

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