Los ingenieros agrónomos alertan de la gravedad de la plaga de tomicus que afecta a l'Horta

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Tomicus-Plaga-COIAL

Al igual que el picudo rojo ha mermado considerablemente la población de palmeras de la Comunitat Valenciana en los últimos años está sufriendo, según el Colegio de Ingenieros Agrónomos de Levante (COIAL), una nueva plaga, más inquietante si cabe, está terminando con los bosques de pino, el árbol más extendido de la zona: la del Tomicus destruens.

La plaga afecta a las tres provincias valencianas. Según fuentes del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Levante, en zonas como el monte de El Vedat de Torrent ha acabado ya con tres de cada diez pinos; Paterna ha talado 600 ejemplares y ya no es extraño ver extensas manchas marrones de pinos muertos en emplazamientos tan variados como el Alto Mijares, la pinada de la Universidad Laboral de Cheste, los montes de Chiva, El Puig (donde se han talado 300 pinos), el monte del castillo de Oropesa (donde también se han talado el 90% de los ejemplares), o el mismo monte de la ermita de La Magdalena en Castellón de la Plana, donde no se ha tomado todavía ninguna medida. También en Alicante, en municipios de la comarca de la Vega Baja, como Redován, Benejúzar o Callosa de Segura, hay zonas con hasta el 80% de los ejemplares afectados.

La defensa del pino sano ante este insecto es la resina, que lo atrapa e impide su movimiento. “Hoy los árboles están resecos, sin resina, y el tomicus campa a sus anchas, sin que nada se lo impida”, advierte Eduardo Lloréns, vocal del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Levante, que atribuye la proliferación del Tomicus “a la gran presión que ejercemos sobre el medioambiente, que colabora en gran medida a la extensión de la plaga; al calentamiento global, la sobreexplotación de recursos y una pésima planificación de la gestión de los bosques. Es verdaderamente estremecedor”.

Llorens afirmó que “se está dejando a los municipios solos contra este problema, pero es necesario que la Generalitat coordine las actuaciones e invierta lo necesario para parar esta amenaza que puede diezmar los montes valencianos en unos años. Si no se toman medidas inmediatas, podemos estar hablando de una situación irreversible en un corto espacio de tiempo”.

Atacar la plaga con productos químicos ha resultado, según COIAL, de poca efectividad; la solución planteada y llevada a cabo ya por algunos ayuntamientos es la tala y triturado de los ejemplares enfermos, el control con feromonas, atrayendo los insectos a trampas, y la gestión correcta de los espacios naturales, por minúsculos que sean, sabiendo qué se puede y qué no se puede desbrozar en nuestro bosque.

Para mitigar los efectos del Tomicus en los bosques de la Comunitat, según Llorens, se hace necesaria una repoblación ordenada y bien gestionada, con plantones de una edad adecuada y no solo con pinos y carrascas, sino también con olivos bordes, algarrobos bordes, murtas y el resto de especies que componen el variado y rico bosque mediterráneo

“Si no hacemos esto, a la vuelta de dos décadas la enorme masa forestal que puebla nuestras tierras habrá desaparecido. Es necesaria, y los ingenieros agrónomos, como técnicos competentes en la materia, reclamamos una actuación coordinada de todas las administraciones involucradas. No se puede jugar con el medioambiente, ya que la factura que pasa es impagable”, concluye Eduardo Lloréns.

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