Los historiadores locales Pedro Gascón y Andrea Moreno analizan en Quart de Poblet qué es la memoria histórica y su utilidad

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El Salón de Actos del Ayuntamiento de Quart de Poblet acogió ayer la conferencia Qué es la memoria histórica y para qué sirve, integrada en la campaña de actividades didácticas y de difusión que la Comisión Municipal de Memoria Histórica ha puesto en marcha, tal como recordó la alcaldesa, Carmen Martínez, quien hizo un recorrido por las acciones desarrolladas en Quart de Poblet desde la entrada en vigor de la Ley 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura, conocida como Ley de la Memoria Histórica.

conferencia memoria histórica quart de pobletMartínez destacó el desarrollo de estudios y la catalogación de símbolos franquistas para retirarlos, la retirada de cerca de 300 placas del Ministerio de la Vivienda franquista, con el yugo y las flechas de Falange grabados, que permanecían en las fachadas de edificios de Quart de Poblet y la creación de la Comisión Municipal de Memoria Histórica, presidida por la Alcaldía e integrada por todos los partidos con representación en el pleno y por seis historiadores y expertos locales que asesoran a la comisión, entre los que se encuentran los historiadores locales Pedro Gascón y Andrea Moreno, que ayer fueron los encargados de pronunciar la conferencia.

Entre los acuerdos más significativos de esta comisión está el cambio de nombre de 11 calles, diez de ellas por estar dedicadas a personajes o cargos vinculados al Franquismo y una, Gerardo Paadín, porque el pleno acordó en 2013 devolverle la toponimia tradicional de “carrer del Molí”. No obstante, este asunto se tratará más profundamente en otra conferencia, en la que también se asesorará sobre cómo obtener información sobre familiares represaliados y cómo reparar su memoria.

En su intervención, Pedro Gascón hizo una diferenciación entre el concepto de historia como “conocimiento científico que tenemos de los hechos pasados” y la memoria histórica como “utilización política de ese conocimiento”. La primera no se puede cambiar, lo que cambia es el conocimiento que tenemos de ella, la memoria histórica, que sí se puede elegir y sirve para generar un determinado pensamiento político. Cada época y cada sistema político genera su particular memoria histórica.


Además, contrapuso lo ocurrido en la Europa Occidental, en la que la memoria histórica generada tras la II Guerra Mundial se normaliza, reconociendo el derecho al honor de todas las víctimas, a lo sucedido en España tras la Guerra Civil, en la que el régimen franquista, en la que se “liquidó” la memoria de los vencidos.

El historiador incidió en que el proceso de Transición no fue de ruptura, como en Europa Occidental, y no se alcanzó el consenso necesario ni se dio la voluntad social y política necesarias para construir una nueva memoria histórica, que superada esa etapa ahora sí que se impone; “construir una memoria histórica racional, democrática, con un relato veraz, que refleje a todas las víctimas”, concluyó.

Por su parte, Andrea Moreno se centró se centró en la explicación de la Ley 52/2007, de la que dijo que la denominación popular de Ley de la Memoria Histórica no es adecuada porque no aborda el concepto en general, si no sólo una parte muy concreta de la historia: la Guerra Civil y la posterior represión en la Dictadura, buscando reparar a todas las víctimas que fueron invisibilizadas y discriminadas.

Entre los objetivos de la ley, Andrea Moreno señaló cuatro: La ampliación de derechos entre quienes sufrieron injusticias y agravios; la supresión de los elementos de división entre los ciudadanos; el fomento de la cohesión y la solidaridad entre los españoles de diferentes generaciones en torno a los valores constitucionales, y el refuerzo de los principios democráticos.

La historiadora analizo cómo Franco inició una política de propaganda y de censura de todo recuerdo y mención al anterior régimen democrático de la República y acuñó una nueva memoria histórica para dejar patente quién había ganado la guerra, quién tenía el poder con la victoria.

Las vías utilizadas por el Franquismo para imponer su historia y su verdad fueron la educación, la legislación, la censura, la represión y el adoctrinamiento religioso, militar y político.

En su exposición, defendió que la memoria histórica “no debe ser un discurso político, sino praxis: una acción colectiva entre la ciudadanía y las instituciones. Debe paliar la invisibilización y la discriminación política, religiosa, de género, etcétera, de hechos, colectivos, personas… Debe, asimismo, refutar la manipulación de la historia basada en discursos políticos no integradores ni democráticos, que defiendan una única verdad oficial. Debe ser pública, social, política y democrática y nunca puede sustituir a la Historia”.

En una ecuación, la memoria histórica sería la suma de “investigación científica, activismo social y marco jurídico”. Respecto al caso concreto del municipio, concluyó: “no se trata sólo de renombrar calles, se trata de culminar un proyecto conjunto e integrador entre grupos políticos y ciudadanía para hacer de Quart de Poblet un municipio pionero y modélico en la creación de una memoria histórica democrática”.

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