Las elecciones del Ave Caesar (Los que van a morir te saludan)

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Próximamente, por segunda vez y a cara de perro, los cuatro principales gladiadores de la política española se van a jugar su Ser o no Ser  en la arena política  Hispana. Y es que ya se sabe, a falta de pan buenas son tortas. Ya que este combate a todos ellos les hubiera gustado celebrarlo con toda la pomposidad que merece el acontecimiento, en el Anfiteatro Flavio  (Coliseo romano), más que en el albero montado para tal fin en los estudios de televisiones de la provincia de Hispania.

En estos momentos, tanto Rajoy, Rivera, Sánchez e Iglesias, están velando y eligiendo las armas que corresponden a tal evento, donde todo apunta a que, por sus características físicas, Rajoy y Sánchez se decantaran por el tridente y la red, mientras Rivera e Iglesias por el escudo y la temible espada corta romana. Desde luego, la próxima representación circense esta más que servida y programada hasta el último detalle. Hasta tal punto que haría las delicias de los cronistas de la época: Suetonio o Marco Valerio. Así como del director cinematográfico, especialista en este género, Sienkiewicz. Estando las cosas así, yo creo sinceramente que los del Ave Caesar, Morituri Te Salutant (los que van a morir te saludan), están más que deseosos de salir a la arena cuanto antes a batirse, para ver quien se gana la gloria y los favores del pueblo. En este caso la MONCLOA.

De acuerdo con lo que apuntan los sondeos demoscópicos, el panorama próximo se me antoja puede estar más o menos igual de crudo para estos cuatro gladiadores, ya que los resultados no apuntan a grandes cambios respecto al pasado 20-D. Eso sí, salvo lo que puedan rebañar de más la parroquia formada entre los Podemitas y sus primos de IU, gracias a la fusión de los votos de ambos, que les daría una inmejorable ventaja a la hora de repartirse los restos a costa de la feligresía Ciudadana y Socialista.

Por lo demás, todo apunta igualmente a que este país no deja de ser de chiste y pandereta, más propio de una comedia de Carlos Arniches o de la sátira  de  un sainete de los hermanos Álvarez Quintero, cuando todo indica que las huestes peperas pueden incluso subir de dos a tres puntos, según las últimas estimaciones de voto útil. Todo, a pesar de toda la lluvia de Corrupción que les sigue cayendo sobre sus ya perforados y envejecidos paraguas representativos de la ética, la moral y el buen Gobierno. Dicho lo cual, lo que se evidencia es que esa derechona que representa a la tipificada como gente de Bien y de Orden; adictos consumidores irredentos de la gomina y los caracolillos capilares de nuca, así como a los bolsos, corbatas y pañuelos de Loewe, Hermes y todo el parafernálico festival de marcas de postín, prefieren seguir votando a la casa madre de la gaviota, siempre fiel referente de los valores patrios y las buenas costumbres, que a otras aventuras políticas que, según argumentan, jamás podrán frenar al galopante y peligroso “rojerío” de las coletas y las rastas.

Hace ya algunos  días que, en un acostumbrado encuentro- merienda  entre varios colegas de la canallesca en casa Manolo; la famosa y centenaria tasca a espaldas del Congreso, por cierto, donde Indalecio Prieto, Azaña, Alcalá Zamora y ese extenso elenco de padres de la patria, iban a zamparse bien regadas, entre travesura y travesura política, las mejores croquetas de todo Madrid, llegamos a la conclusión que, en un momento determinado, antes de cortarnos las venas como Petronio en la bañera, lo mejor sería buscarnos un buen exilio en un “país amigo”, a ser posible caribeño, ante lo que se puede avecinar a partir del 26-J en este país aun llamado España.

Si bien la derechona tradicional prefiere seguir enrocada como los meros, acompañada de los Ali Baba de turno, en esa especie y endémica cueva de la mangancia, no es menos cierto, que el pobre Pedro Sánchez ya no sabe donde aposentar su ilustre trasero, para no pegarse un ostiazo electoral de los que hacen época. Todo, como se presagia, puede pasar si llega a producirse el sorpaso que le pueden hacer esa especie de pareja de conveniencia, Iglesias y Garzón, cuya suma de votos ya supera, sobradamente al PSOE. Sus apariciones continuas de la mano de la presidenta de Andalucía, mostrando un matrimonio a muerte en régimen de gananciales, me parece a mí que se va a transformar en una de las rupturas de pareja más sonadas del mundo mundial. Solamente hay que adivinarle la sonrisa de oreja a  oreja de Susana Díaz  cuando van juntos por España. Sonrisa que denota y ventea un regusto especial ante el esperado fracaso de D. Pedro que, lógicamente, le pondría en bandeja de plata el control del partido en el próximo congreso de los del puño y el capullo.

Y respecto a D. Albert Rivera, solamente podemos apuntar que, como siga así, las ojeras le van a llegar a la altura de las rodillas. Aparte de los continuos fuegos, deserciones, expulsiones, denuncias etc,   que le están saliendo en todos los frentes día si y día no, tanto en el tablero orgánico como en el institucional de su partido, las encuestas reales parece que muestran un estancamiento a la baja de sus expectativas electorales. Causa efecto de la precitada fusión Podemita-IU de cara a los restos, así como de un probable retorno de voto útil hacia el nido de la gaviota, ante el pánico escénico que está provocando el poder ver acomodándose la coleta de Pablito Iglesias, en el Audi 8 blindado del presidente del Gobierno. Y ese y no otro, es el único motivo real que, en sus análisis, los lobos de la prensa y muchos analistas políticos le encuentran al repentino viaje a Venezuela, sin ninguna agenda concreta en especial, realizado por el joven Albert Rivera, “en plan safari africado”,   a las tierras de Madurismo, el Chavismo, el Monederismo , el Iglesismo y la madre que parió a todos los “ismos chavistas”, para simplemente, a su regreso, poder mostrarse ante sus anteriores votantes como una especie de Cid Campeador que, por sí solo,   puede frenar al moro Podemita, sin la ayuda de nadie.

José Antonio Sorzano | @JoseSorzano | Periodista y abogado | Foro de Opinión Salvador de Madariaga

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