La remodelación del jardín de la Torreta descubre el pasado medieval de Godella

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Un tramo de la acequia de Moncada de época medieval, paralelo al actual cauce, ha sido el descubrimiento más destacable del estudio arqueológico encargado por el Ayuntamiento de Godella en el jardín de la Torre de Boïl, también conocida como Torreta de Serdanyola o de Misildo. En él se acepta como probable que bajo los cimientos de la torreta se encuentre también un molino asociado al antiguo cauce.
Esta hipótesis ya la indicó previamente el propio director del estudio, el arqueólogo Guillermo Pascual en 1998 basándose, entre otras fuentes, en el Llibre del Repartiment de 1303 en el que se hacía referencia a Godella como a una alquería que contaba con sus propios hornos y molinos.

Además del cauce principal de acequia, se encontraron otras canalizaciones secundarias superpuestas y pertenecientes a diferentes épocas, desde el bajomedievo hasta la actualidad. Restos similares se encuentran en todo el recorrido de la acequia de Moncada a su paso por el término municipal, donde todavía es posible reconocer los distintos cauces que ésta ha tenido.

Asimismo, se han identificado otra serie de elementos constructivos relacionados con la canalización de agua, restos de un edificio bajomedieval de envergadura y otros elementos como huertos, escaleras, baldosas, muros y rellenos correspondientes al huerto y jardín del antiguo palacio de Boïl.

El alcalde de Godella, Salvador Soler, valoró los descubrimientos desde el punto de vista patrimonial. “El estudio –señaló el primer edil del municipio- nos ha permitido identificar con exactitud los restos del jardín y su importancia y, al mismo tiempo, dibujar la evolución que ha sufrido. Tras formar parte de la canalización general, pasó a convertirse en un jardín o huerto particular y ya, muy a finales del siglo XVIII o incluso es posible que en la primera mitad del XIX se construyó la Torreta y el paseo”.

En este sentido, el director del proyecto arqueológico ha dado entidad a los descubrimientos “más porque nos aportan datos para ir descubriendo la Godella Medieval, de la que había muy poca literatura, que por los objetos y estructuras hallados”.

Una vez descubiertos y analizados los vestigios, documentados e inventariados, se recubrió la zona con una malla y zahorra para posteriormente acometer la obra de mejora del jardín que estaba planificada.

La intervención arqueológica se ha centrado únicamente en las áreas que podían verse afectadas por las obras proyectadas por lo que “han quedado algunas dudas cronológicas por resolver –ha explicado Pascual- así como una planimetría completa del conjunto de las estructuras que puedan conservarse, no obstante, los restos continúan en su lugar y no corren riesgo alguno de ser desmantelados”.

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