La cultura oriental y su influencia en los países de occidente

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La atracción de occidente por la cultura oriental es indudable. Comida asiática, figuras de origami o el juego de  mahjong cada vez más forman parte de nuestra cultura, costumbres o prácticas que hemos cogido prestadas tanto a chinos como a japoneses.

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Y es que siendo poblaciones tan distintas la curiosidad es recíproca y la influencia en occidente cada vez es más palpable. Basta pensar en la proliferación de los restaurantes de sushi, en la cantidad de libros que vende Murakami en nuestro país o en la práctica del feng shui en multitud de hogares en la búsqueda del equilibrio emocional y personal.

Porque la cultura oriental tiene algo de exótico que nos embelesa y atrae. Son muchos los viajeros occidentales que van a China o Japón y se quedan enamorados de sus templos, de sus paisajes, de su comida o de sus tradiciones.

Cada primavera celebramos el nuevo año chino, este 2016 despedimos el año del Mono de Fuego y en 2017 daremos la bienvenida al Gallo Rojo de Fuego. Porque las fronteras se diluyen, sobre todo cuando se trata de fiestas y celebraciones, la globalización ha hecho que, cada vez, los pueblos estén más cerca y superen, incluso, las barreras lingüísticas – en este caso, el traductor de Google también ha jugado su parte.

Hemos crecido viendo Oliver y Benji, viendo con expectación qué sacaba de su bolsillo Doraemon, jugando a Super Mario Bross, regalando muñecas de Hello Kitty y nos hemos pasado gran parte del verano, si no todo, cazando Pokemon en nuestra ciudad, en el paseo marítimo de cualquier playa a la que hemos ido o visitando iglesias.

China y Japón son dos países totalmente distintos, a pesar de las muchas cosas que tienen en común, como los ideogramas en la escritura o temas religiosos. Y aunque no consigamos ver la diferencia entre los rasgos físicos de su población, sí que las hay, mínimas, pero las hay, quizá tengan que ver más con la forma de vestirse o comportarse. No obstante, desde España hemos construido entre todos una especie de regla no escrita, englobando a las dos poblaciones bajo el mismo paraguas de Asia y así simplificar. Luego cada uno, a la hora de elegir un destino, probablemente tendrá una preferencia mayor por uno u otro país.

La atracción hacia la cultura oriental es mutua. Las compañías aéreas han sabido verlo bien y ofrecen más posibilidades de conexión con Asia. Basta pensar en la inauguración del vuelo directo Madrid-Tokyo este otoño, gracias a la cual se fomentarán los viajes al país del sol naciente.

Y no sólo las compañías aéreas, las academias de idiomas o las escuelas de negocio ofrecen estancias, sobre todo en China, para aprender la lengua, tener una experiencia laboral y empaparse de la cultura del trabajo que tienen los asiáticos.

Durante 2015 los turistas asiáticos que visitaron España aumentaron en un 37%, siendo la población china la que más creció, país en el que, según los expertos, está creciendo muy rápido el interés por España, basta pensar en la fuerte presencia de empresas chinas en la actualidad que están participando de lleno en la vida económica española, como el caso de Wanda.

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