Jávega: "Hemos logrado el regreso del tren y trabajamos por el desvío del barranco pero la prioridad son los vecinos que lo pasan mal cada día"

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Alcanzado el ecuador de esta legislatura, la alcaldesa de Aldaia, Carmen Jávega, acepta la invitación de Hortanoticias para comer en Restaurante las Arcadias el y mantener una charla sobre sus primeros dos años de Gobierno en el municipio, los primeros años de ella como alcaldesa pero, también, los dos primeros años del PP en el Gobierno municipal de Aldaia, gobernado por el PSPV desde la Transición hasta las Municipales de 2011.
Tras un excelente almuerzo en el Restaurante las Arcadias, en pleno centro de Valencia, en el que la comida sirvió para estrechar lazos y alcanzar un ambiente más distendido, llegó la sobremesa, los cafés, el poleo de la alcaldesa y la conversación sobre el presente y el futuro de Aldaia. La crisis económica, la reducción de ingresos municipales y el paro sobrevolaron la entrevista que, sin embargo, consiguió centrarse en proyectos de futuro interesantes e ilusionantes.

Por ejemplo, la vuelta del tren de Cercanías, la línea C-3, al municipio. Un servicio que se suprimió hace siete años por las obras del AVE Madrid-Valencia y que aún no se había reinstaurado. “Precisamente, vengo ahora de una reunión con la delegada de Gobierno -Paula Sánchez de León- que nos ha confirmado que las obras van a comenzar y para escenificar que se nos apoya desde Madrid”, explica la alcaldesa. La idea es que las obras se adjudiquen este otoño y el tren llegue de nuevo a la Estación del Norte de Valencia en otoño de 2014.

Con ello se daría solución a una de las cuestiones que preocupa a los vecinos y por la que han mostrado constante interés: “en el turno abierto en los plenos, mucha gente pregunta por la llegada del tren” y es que es una conexión básica de este municipio de más de 30.000 habitantes con la capital.

Sin embargo, los años de falsas promesas respecto a la llegada del tren han creado un clima de incredulidad que Jávega no ha podido superar. De hecho, ella misma reconoce estar influenciada por él. “Por eso, después de reunirme con el Ministerio, la Conselleria… siempre digo que viene y la gente no se lo cree así que, lo que necesito es reunirme con el que vaya a clavar allí la primera pala”, bromea, aunque no se aleja demasiado de la premisa de ‘hasta que no lo veo, no lo creo’.

Jávega reconoce que con la crisis y la situación económica de las instituciones es difícil hacer grandes infraestructuras y proyectos. Asume que, de momento, no pasará a la historia como la alcaldesa que construyó tal o cual edificio o infraestructura emblemática pero dice que no le importa: “lo que hay que hacer ahora es ayudar a los vecinos, que lo están pasando mal”. De ahí su apuesta por incrementar el presupuesto de servicios sociales y las ayudas de emergencia a pesar de haber rebajado el presupuesto total en diez millones de euros.

En ese sentido, también destaca los convenios con empresas instaladas en el municipio para conseguir que den prioridad a los vecinos desempleados a la hora de incrementar sus plantillas. Y, dice, esa es su “prioridad: ayudar a la gente”.

La alcaldesa de Aldaia, además, también es diputada provincial y presidenta de la Mancomunidad del Barrio del Cristo pero es en el Ayuntamiento donde pasa más tiempo y donde recibe a todos los que se acercan para hablar con ella “tengan cita o no”. Y es que Jávega es de esas políticas que no tiene “agenda” más allá de los actos oficiales y va organizando el día durante la propia jornada.

Presume de esa cercanía y de sus discursos alejados de las líneas políticas oficiales de su partido y próximos a “la gente de la calle”. “Yo hablo para ellos. Cuando voy a los actos falleros, parezco la mantenedora en lugar de la alcaldesa”, asegura, e insiste en que, así, ha conseguido ganarse el afecto “de personas que sé que no me han votado”.

Aunque su trabajo le obliga a pasar todo el día fuera de casa –no en vano, su hija le llama la ‘Mujer 10 (u 11 o 12)’-, sobretodo, por tener que asistir a actos de asociaciones y colectivos festivos tanto de Aldaia como del Barrio del Cristo, dice que lo hace con ilusión: “si no me invitaran, pensaría que no me quieren”.

“Lo pido todo”

Ante la falta de grandes inversiones, Jávega dice que pide “todo” lo que puedan ofrecer las consellerias. Así, por ejemplo, ha conseguido que Aldaia cuente con un Punto de Encuentro Familiar o con una extensión de la Escuela Oficial de Idiomas. También se ha destacado la inversión de 36.000 euros en un nuevo economato que gestionará Cáritas.

“Tenemos que sustituir la falta de recursos con imaginación”, explica y, para ello, las subvenciones de la Diputación, por ejemplo, permiten acometer pequeñas obras. También en el desarrollo de estas, Jávega ha dejado una impronta entre sus vecinos: se les preguntó cómo querían que fuera la reordenación de una calle del barrio de la Brillantina y se opusieron a la opinión de los técnicos. Finalmente, se cambió el proyecto para incluir las preferencias de vecinos y comerciantes.

Aunque no se le recuerde por edificios emblemáticos, Carmen Jávega ha sido la alcaldesa que ha puesto en valor la industria del abanico, autóctona del municipio, con la creación de un Museo del Abanico y el impulso de la Asociación de Abaniqueros que, de momento, son los que se encargan de gestionar el museo.

Y si de rasgos culturales se trata, en Aldaia la alcaldesa presume de su Fiesta de Interés Turístico Local: la ‘Baixà’ que este año tendrá lugar el 5 de agosto.

Hablando de su carácter cercano, pegado a las inquietudes del pueblo y su sensibilidad, no se puede evitar comparar a Jávega, a nivel político, claro está, con su presidente en el PP de Valencia y en la Diputación, Alfonso Rus, conocido por hablar siempre directo y, al parecer, sin demasiados complejos. Pero Carmen se desmarca: “lo admiro mucho pero él tiene su estilo propio que nadie puede copiar”.

¿Es eso lo que busca el vecino? ¿Que le hablen con naturalidad? ¿Que no le suelten rollos políticos ni técnicos? Y la alcaldesa contesta: “es que la naturalidad también hace que esa esencia de pueblo no se pierda. Somos un pueblo de 31.000 habitantes. A mí me gusta ser pueblo y decir que soy de pueblo. Además, yo lo digo, me gusta ser alcaldesa. Me presenté para eso, para intentar arreglar cosas de mi pueblo. Aunque parece que eso lo digan todos, yo lo digo en serio”.

Eso sí, las soluciones que veía tan fáciles desde su despacho de abogada tardan un poco más en llegar cuando estás dentro: “te das cuenta de que todo cuesta un poco más. Te sientes como atado. Habría que simplificar y agilizar un poco más los trámites”.

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