Consejos para ahorrar en el uso del aire acondicionado

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Con la llegada del calor, desde el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Industriales y de Grado de Valencia (COITIG) han confeccionado unos consejos que permitirán a los usuarios de aparatos de aire acondicionado generar ahorros en el consumo de energía. Este colectivo profesional está altamente especializado en instalaciones de climatización. Durante 2015 y lo que llevamos de 2016, los colegiados del COITIG han visado más de 250 instalaciones de climatización en la provincia de Valencia, la práctica totalidad de ellas para proyectos en locales de empresa y establecimientos públicos.

Condensadores de aire acondicionado en el centro de Valencia. Foto COITIG

Valencia tiene un clima que no favorece el ahorro energético

«En España existe mucha diversidad térmica y ello influye en el tipo de edificación que se utiliza en una zona geográfica u otra», explica José Luis Langa, secretario del COITIG y especialista en climatización. «Como norma general, no se puede comparar el aislamiento de una vivienda situada en una ciudad del norte con una de Valencia. En las zonas del norte, donde hay inviernos duros, las viviendas están mucho mejor aisladas, tanto en invierno como en verano. Por eso, el clima de Valencia es poco propicio para fomentar el ahorro energético en el uso de aparatos de aire acondicionado», añade Langa.

Una realidad que ha quedado demostrada con la certificación energética de edificios, obligatoria en España desde hace unos años para formalizar contratos de compra-venta o alquiler de viviendas: «Hemos podido comprobar que la eficiencia energética de los inmuebles de Valencia deja bastante que desear, algo que sin duda tiene que ver con la ausencia de temperaturas extremas en invierno», asegura Langa. En numerosas ocasiones, las inversiones necesarias para aislar las viviendas son tan elevadas que son inviables, ya que es muy difícil rentabilizarlas.

 

Consejos para minimizar el gasto energético

Aunque el aislamiento térmico de las viviendas valencianas no sea el mejor, sí que hay margen para el ahorro siguiendo unos consejos básicos. El primero, hacer un estudio personalizado de la vivienda a climatizar. «A cambio de una inversión ridícula, un especialista autorizado puede hacer un cálculo de las frigorías necesarias en relación con la orientación de la vivienda, el sistema constructivo o la volumetría, entre otras variables, para decidir el emplazamiento idóneo de los splits, la potencia necesaria o el reglaje que necesita el aparato», informa Langa.

El coste de este estudio es muy bajo y el ahorro que genera permite amortizarlo en apenas dos veranos. «Por desgracia, casi nadie que instala un sistema de aire acondicionado solicita este tipo de estudio. Lo normal es que el instalador sea el electricista o el fontanero, que sobre el papel no suelen tener acreditación profesional para hacerlo. Y ellos no se preocupan por el tipo de aparato que colocan, sólo de instalarlo correctamente», advierte el secretario del COITIG.

Por esto mismo, muchas de las instalaciones no alcanzan la eficiencia deseada. Según Langa, hay muchos factores que pueden contribuir a generar pérdidas al sistema: «Que te instalen un tubo de 30 metros para que el compresor llegue al ático pero que el fabricante especifique que el máximo de longitud del tubo ha de ser 15; que la máquina no sea lo suficientemente potente para enfriar el espacio que tiene asignado, lo que nos hará aumentar la potencia para intentar bajar los grados, algo que además no se conseguirá; o que sea demasiado potente, lo que encarece inútilmente el precio del aparato».

Langa recuerda otras medidas que contribuyen al ahorro: «Comprar una máquina de máxima eficiencia energética y utilizar el termostato. En el caso de que sea una instalación por conductos, que el termostato esté ubicado en la estancia donde pasamos la mayor parte del tiempo. Y ahora que casi todas las máquinas son inverter, es muy recomendable no encenderlas y apagarlas constantemente: lo ideal es tener la temperatura entre 21 y 23 grados en verano y 23-25 en verano, tal como marca el Reglamento de Instalaciones Térmicas en Edificios, lo que nos permitirá tener un alto nivel de confort con bajos consumos».

 

La picaresca del mercado

El secretario del COITIG también ha alertado de ciertas prácticas al margen de la ley que se repiten cada día en el sector: «La normativa urbanística municipal de Valencia prohíbe instalar los compresores del aire acondicionado en las fachadas, pero si levantas la cabeza verás que en la mayoría de ellas hay al menos uno instalado; en las plantas bajas sí que se permite instalación del compresor en fachada, pero siempre con un máximo de proyección de 40 centímetros sobre la misma y a una altura superior a tres metros, algo que casi nunca se cumple. Las instalaciones de entre cinco y setenta kilovatios requieren de una memoria técnica firmada por el instalador que casi nunca se presentan puesto que apenas hay control y una inscripción en un registro en Industria, que tampoco suele hacerse. Y las que superan los 70 Kw, que requieren un proyecto, sí suelen cumplir todos los requisitos».

Mención aparte merece el ‘mercado negro’ del gas refrigerante que emplean los aparatos que consumen gases FHC, muy perjudiciales para la capa de ozono. Estos gases fueron prohibidos por la UE en 2015 para aparatos superiores a 40 kilovatios y desaparecerán paulatinamente para aparatos de menor potencia. Mientras tanto, usarlos lleva aparejada una tasa de hasta 100 euros el kilo, cuya compra se ha de declarar forzosamente en Industria. «Para evitar este impuesto, muchos instaladores reutilizan el gas de aparatos que se retiran del mercado, lo que perpetúa su uso y el daño al medio ambiente que llevan aparejado”.

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