¿A quién interesa que el actual Valencia CF fracase?

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javier-furioJavier Furió

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Informaciones aparecidas en los últimos días en varios diarios valencianos sobre el reciente vencimiento del plazo de la deuda contraída en su día por la Fundación Valencia Club de Fútbol en su día con Bankia, han provocado que la Fundación emita finalmente un comunicado oficial para esclarecer el estado real de dicha deuda.

Y es que dichas informaciones planteaban la posibilidad de que Bankia se convirtiera en propietaria de las acciones de la Fundación al no haber satisfecho el montante de dicho plazo, poniendo en duda la solidez del actual Consejo del Valencia CF. En resumen, estas elucubraciones no dejaban de alentar una imagen de inestabilidad e inseguridad del área social e institucional del Valencia CF.

Es una tendencia al pesimismo que, sin duda, flaco favor le hace no sólo al valencianismo, sino también al deporte valenciano en general. Y es que, permítanme, parece que cierto sector del periodismo deportivo valenciano parece más interesado en sacar a relucir las miserias de todo aquél que intenta hacerse un hueco en el mundo del deporte en nuestra tierra.

A vuelapluma surgen, sin esforzar mucho la memoria, informaciones procedentes de la mismísima ciudad de Valencia que a punto estuvieron de complicar y mucho el fichaje de Pabón, que precisamente mañana será presentado en Mestalla como jugador valencianista; o malintencionadas líneas que insinuaban una supuesta implicación de una magnífica ex atleta de élite como Niurka Montalvo; por no hablar del ‘affaire’ de Barkero y compañía en el Levante que, más allá del hecho en sí de las apuestas, fue forzado a trasladarse al mundo del culebrón. Por no hacer más hincapié, obviaré los casos de Guaita y Mathieu…

Pero en el caso de Amadeo Salvo y su proyecto, parece que esa sinrazón llega a extremos de trastorno obsesivo compulsivo. Ni el éxito de las negociaciones en el caso ‘Soldado’ -aún está por ver una rectificación de ciertas opiniones tras la famosa ‘rajada’ del ex capitán valencianista-, ni la evidente diligencia con la que el equipo de Salvo ha llevado a cabo la operación salida de este verano, ni por supuesto el final feliz del fichaje de Pabón parece haberse ganado el reconocimiento de las cosas bien hechas. Quizás por ello, la Fundación presidida por Aurelio Martínez ha querido matizar y clarificar algunos extremos de dichas hipótesis que, a la vista de las explicaciones, podrían ser cuanto menos exageradas. Y lo ha hecho con un comunicado hecho público en la noche de ayer. Breve, conciso y elegante. Sin polemizar con nadie.

Asegura la Fundación en primer lugar el “firme propósito de la Fundación hacer frente a sus obligaciones pactadas con Bankia” y, en este sentido, se asegura que se está en un permanente y fluido diálogo con la entidad financiera. Para ello, la Fundación habla de la necesidad de trazar “un plan financiero de restructuración a largo plazo de la deuda, que será necesario para atender la carga financiera y devolución del principal”.

Aurelio Martínez ha trasladado tanto a la opinión pública como en el ámbito privado, y esto es un hecho contrastable, la imposibilidad de hacer frente, en su totalidad, a la cuota que vencía ayer martes. Por lo tanto, era un hecho sabido por activa y por pasiva por las partes implicadas y, en ese sentido, no se puede hablar de indefinición alguna.

La Fundación VCF acaba en su comunicado por anunciar que está “ultimando un business plan y diferentes proyectos que le van a permitir generar recursos propios en los próximos meses para atender sus obligaciones”. Al respecto, en el plazo de sólo tres meses, la Fundación ha hecho un gran esfuerzo para poder pagar la parte de la cuota que en el día se ha satisfecho.

No se dice explícitamente en el comunicado, pero se sobreentiende, se lee entre líneas, que en las informaciones antes citadas parece subyacer ese raro interés en desacreditar y desestabilizar al Consejo que rige actualmente los designios del Valencia CF, justo ahora que los últimos acontecimientos animan a cierto grado de optimismo.

Si con las cuentas bajo cero, con el equipo en Segunda División, con el estadio totalmente destruído por la riada, el periodismo deportivo ha sabido hacer patria -aunque fuera sólo un poco- para intentar construir, no se entiende que, tras sucesivas funestas gestiones de otros tantos consejos que han llevado a un equipo, otrora envidia de toda Europa, a una situación dramática, justo es otorgar a este grupo de valencianistas el beneficio de la duda. ¿O todo obedece a una nueva reedición de aquellas ‘voces de su amo’ de antaño?

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